Cuando echas de menos a alguien con el que en realidad nunca saliste, sientes que estás siendo ridícula y como que no puedes sentir lo que sientes. Como si deberías dejar de lloriquear y superarlo porque, para empezar, nunca fue tuyo y tu corazón no debería doler tanto por alguien que apenas conocías.
Cuando echas de menos a alguien con el que en realidad nunca saliste, no sabes cómo describirlo. ¿Te refieres como a tu ex, aunque nunca fuisteis nada oficial? ¿Lo llamas viejo amigo, a pesar de que para ti significaba mucho más que eso? Es difícil explicar tu relación con cualquiera que pregunte, porque todo fue complicado.
Cuando echas de menos a alguien con el que nunca saliste, te llenas de remordimientos, preguntas y “y si…”. Te preguntas qué hubiera pasado si le hubieras contado lo que sentías o si le hubieras besado esa noche en que os dejaron solos. Te preguntas si podrías haber cambiado el futuro y si hubiera una realidad alternativa en la que los dos terminaran como pareja.
Cuando echas de menos a alguien con el que nunca saliste, te preocupa que se olvide de ti. Que ni siquiera te mencione a la nueva persona con la que están saliendo, porque no fuiste lo suficientemente importante. Que, si lo contactas años después, ni siquiera recordara tu nombre .
Cuando echas de menos a alguien con el que en realidad nunca saliste, te cuesta encontrar el cierre. Sería extraño llamarle y preguntarle qué salió mal y por qué decidió salir con otra persona, porque no entendería lo que estás preguntando. Es posible que ni siquiera sepa que te gusta.
Cuando echas de menos a alguien con el que en realidad nunca saliste, no estás segura de si sería apropiado enviarle un mensaje de texto o darle “Me gusta” a sus fotos. Ya no sabes cómo se supone que debes tratarlos, porque no sufriste una ruptura real. Simplemente cogieron caminos separados.
Cuando echas de menos a alguien con el que en realidad nunca saliste, vacilas en quejarte de el a tus amigos y pedir consejo a tus padres. No quieres parecer tan desesperada. No querrás que te juzguen por anhelar a un chico que nunca te perteneció.
Cuando echas de menos a alguien con el que en realidad nunca saliste, te quedarás dormida con lágrimas dispersas por tu rostro y por la mañana te echaras 10 siestas más porque lo último que quieres hacer es empezar el día. Lo último que quieres hacer es vivir tu vida sin el.
Cuando echas de menos a alguien con el que en realidad nunca saliste, es tan malo como extrañar a alguien con quien si lo hiciste. Porque no importa lo que el sintió por ti, lo único que importa es lo que tu sentiste por él.
Puedes amar a alguien con quien nunca saliste, puedes extrañar a alguien con quien nunca saliste y puedes superar a alguien con quien nunca saliste. Te puede llevar un tiempo para sanar, pero va a suceder.