Os conozco, chicas.
Vuestro buen corazón, vuestras inocentes intenciones y vuestros sinceros planes de futuro os hacen pensar que la mejor manera de conseguir un hombre es mostrarle lo buena que podéis ser para él.
No ocultáis nada, os abrís completamente a él y le mostráis cómo sería su vida con vosotras.
Tiene mucho sentido para ti. Estás en una relación amorosa que avanza hacia el compromiso y el matrimonio, así que ¿por qué no deberías actuar como si ya estuvieras casada? Después de todo, en tu mente y en tu corazón, ya lo estás.
Sólo hay un problema: él no se siente así. Le costará mucho entender que está casado y empezar a actuar como si lo estuviera, incluso cuando os caséis de verdad. En este momento, no es donde él está en su mente.
No inviertas demasiado pronto. No ames demasiado pronto. No hagas demasiados planes antes de que llegue el momento.
Muchas chicas empiezan a tratar a sus novios como si fueran sus maridos en cuanto la relación se vuelve exclusiva.
¿Hay un anillo en tu dedo? No. Eso dice lo suficiente.

Estás ahí, pensando en lo satisfecha que te sientes por el compromiso y la cercanía que obtienes de tu relación del tipo “jugar a las casitas”, creyendo que es una prueba de lo mucho que os importa el uno al otro.
Cada día das más y más y de repente te quedas rota, sorprendida y confundida cuando él te trata como si fueras una chica más en su vida.
Entonces, ¿qué sucede?
Escenario uno: Te deja sin pestañear porque para él eres “sólo” una novia.
Tu dolor es mucho mayor porque supusiste que habías encontrado a la persona indicada por la forma en que aceptó ser tratado como tu maridito.
Él estaba feliz de que hicieras todo por él, pero no estaba dispuesto a devolver el favor. Cuando llegó el momento de que actuara como un marido, se fue.
Segundo escenario: esperas durante años a que se decida a casarse contigo, y todavía no lo hace. Obtiene todos los beneficios de una esposa sin casarse contigo, así que no hay nada que le motive a hacerlo.

Después de muchos años de vivir como una esposa de mentira, pasas por una ruptura parecida a un divorcio sin estar realmente casada.
Si un hombre quiere que seas su esposa, tiene que ganárselo.
No te dediques por completo a un hombre que todavía no ha demostrado que está dispuesto a comprometerse contigo.
Estás impaciente por darle todo lo que tienes, por hacerle sentir como un rey y por ser su reina. Para cuando te des cuenta de que él está a un millón de kilómetros de esa perspectiva, ya estarás muy herida.
Aguanta. Tienes mucho que dar, pero guárdalo por ahora. Ya llegará el momento en que un hombre demuestre que es digno de tu devoción.
No le des los beneficios del matrimonio si él no te da el compromiso y la responsabilidad de uno.
Recuerda siempre que actuar como una esposa para tu novio no garantiza que acabe casándose contigo.

Sólo garantiza que hay una enorme posibilidad de que te quedes rota y decepcionada en el amor y en los hombres.
Aprovecha tu tiempo para ser novia. Conócelo mejor. Diviértete.
No te lances de cabeza a seguir sus citas, limpiar su casa y cocinar sus comidas.
No lo conviertas en tu prioridad absoluta en la vida, anteponiéndolo a tu familia, amigos, trabajo, educación. Asegúrate de que demuestra que es digno de hacer grandes compromisos.
Valórate a ti misma y a tu propio tiempo. Valora tu propia vida. Poner en él y en tu relación expectativas demasiado altas o incluso irracionales es la forma más rápida de que fracase.
Ser como una esposa para tu novio no es el camino hacia un matrimonio exitoso sino que puede ser el camino hacia el fracaso total de la relación.
Aprecia y ama a tu novio, pero mantenlo siempre expectante y esperanzado. Deja que espere casarse contigo.
No le empujes a darte por sentado, conoce tu valor y asegúrate de que él también lo sepa.