Puede que te resulte doloroso oír esto, pero ya no soy como estás acostumbrado a que sea. No soy la chica que haría cualquier cosa por ti sólo con la apariencia de un mínimo de afecto.
Ya no creo que lo que me dabas era amor. Porque sé que si me hubieras amado, no me habría sentido como una mierda cuando estaba contigo.
No soy la misma chica que se enamoró de ti. Ves, esa chica era ingenua y pura y siempre veía a la gente a través de gafas de color rosa.
Bueno, me he quitado las gafas y ahora sé que no debo amarte.
No soy la misma chica que seguía encontrando excusas para tu maltrato. Esa chica ya no está aquí.
Ahora sé que sólo fuiste otro tipo tóxico que se grabó en lo más profundo del corazón de esta ingenua chica. Después de todo este tiempo, soy perfectamente consciente de las cosas que me hiciste.

No soy la misma chica que se sentía bendecida por estar contigo. Nunca fuiste una bendición para mí.
Eras una maldición, pero no podía verlo en ese momento.
No soy la misma chica que mataría por ti. Entonces creía que eras bueno y que valías la pena.
Creía que eras una de esas personas especiales que Dios había enviado a mi camino. No eras bueno, eras el diablo disfrazado en un cuerpo humano.
Crecí. La forma en que me hiciste sentir me obligó a crecer. Me hizo pensar en mi vida y en todas las cosas que permití que me hicieras.
Tuve mi lección de vida y tengo mi buena cantidad de años a mis espaldas. Dejé que el tiempo me afectara; me enseñó muchas cosas y me abrió los ojos a muchas cosas. Una de esas cosas fue no dejar que te aprovecharas más de mí.
No tengo más oportunidades para ti. Se acabó el darte segundas, terceras, quintas o Dios sabe cuántas nuevas oportunidades. Si te importara, una habría sido más que suficiente.

Pero no lo hiciste. Desperdiciaste todo lo que te di. Te aprovechaste de mí y no me diste más que un corazón vacío.
Ya no bajaré la voz. No voy a acatar cada decisión que tomes.
No voy a dejar que gobiernes mi vida ni tendrás la oportunidad de verme doblar la rodilla ante ti. Estoy harta de eso.
Ya no te pongo como prioridad. Nunca llegué a tu lista y tú estabas en la primera de la mía.
¿Dónde está la igualdad ahí? Habría hecho cualquier cosa por ti y tú no moviste ni un dedo por mí. Siempre antepuse tu felicidad a la mía, pero ya no.
Ya no te tengo en un pedestal. Ya no te veo como el hombre perfecto.
Ya no te veo como lo mejor que puedo conseguir. A decir verdad, sé que puedo hacerlo mucho mejor que tú.
La vida me enseñó y la vida me mostró que hay mucho más en este mundo de lo que me permitiste ver.
Hay mucho más en mi valor de lo que me diste crédito. Ahora sé que no debo dejar que tú determines mi valía.
Y aunque no te guste la chica en la que me he convertido, me siento perfectamente cómoda siendo como soy ahora.
Estoy perfectamente satisfecha con ser la gobernante de mi propia vida. Y lo que más me gusta de mi vida es que tú ya no tienes un lugar en ella.