No, tu mente no te está engañando y no te estás inventando cosas. Si sientes que te estás enfermando debido a tu estrés emocional, es porque tu cuerpo realmente está reaccionando de esa manera.
Nuestros cuerpos son increíbles. A menudo no somos conscientes de cuánto pueden soportar. Sin embargo, si tu estrés se convierte en prolongado, eso puede tener un efecto grave en tu salud.
Si eres una persona sometida a un estrés emocional constante debido a una relación tóxica, por ejemplo, tu cuerpo te enviará señales claras de que es hora de dejarlo.
Algunas personas son simplemente más propensas al estrés que otras, y eso es completamente normal. En este caso, aprender a afrontar estas emociones es la clave para llevar una vida sana.
Tu cuerpo está conectado a tus emociones, y siempre reaccionará al modo en que piensas, sientes y te comportas.
A menudo se oye hablar de personas que desarrollan hipertensión o algún otro tipo de enfermedad tras perder a un ser querido, por ejemplo.
Por desgracia, estas cosas ocurren con frecuencia. Aunque a veces no se puede cambiar la forma de sentir, hay algunas situaciones en las que uno puede entrenarse para afrontarlas mejor.
Si últimamente has tenido problemas de salud, como malestar estomacal o tensión alta, pero no sabes por qué, es muy probable que se trate simplemente de una reacción de tu cuerpo al estrés.
Veamos cuáles son otras formas en las que tu cuerpo te está haciendo saber que es hora de bajar el ritmo y tomarte un respiro.
1. Dolores de cabeza
Si los dolores de cabeza se han convertido en una parte normal de tu vida cotidiana, es una señal de que necesitas un descanso y un poco de tiempo zen.
De hecho, el estrés es una de las causas más comunes, sobre todo en las mujeres.
El estrés crónico puede provocar dolores punzantes o migrañas, que pueden extenderse hasta el cuello y los hombros.
Si has tenido un día estresante, no te sorprendas si acabas con sensación de opresión en la cabeza, dolor de hombros y rigidez en el cuello.
Si te ocurre esto, bebe un poco de agua, ponte tu pijama más cómodo, prepárate una taza de alguna infusión relajante, como lavanda y/o manzanilla, y enciende tu vela favorita.
Todo esto pasará, y tu cuerpo te está pidiendo que te tomes un descanso. Hazle caso.
2. Aumento de peso
Cuando estás bajo mucho estrés, el aumento de peso es probablemente lo último con lo que querrías lidiar. Por desgracia, estas dos cosas suelen estar estrechamente relacionadas.
El estrés aumenta los niveles de insulina en nuestro cuerpo, por lo que a menudo nos apetecen alimentos azucarados y grasos. Cuando estas cosas ocurren con frecuencia, pueden provocar un aumento de peso.
Además, muchas personas afrontan el estrés desarrollando hábitos alimentarios poco saludables, como los atracones, saltándose comidas y eligiendo comida basura para satisfacer sus antojos, la alimentación emocional y otras prácticas.
Pero los cambios en los hábitos alimentarios no son la única razón del aumento de peso.
Hay cosas que escapan a tu control, como que el estrés ralentice tu metabolismo.
Por eso, aunque no consumas alimentos ricos en calorías, es posible que tu cuerpo no sea capaz de quemarlas, lo que se traduce en un aumento de peso.
Si te encuentras en esta situación, hay algunas cosas que puedes hacer para controlar el aumento de peso, pero también para controlar el estrés.
Por ejemplo, comer verduras y frutas sanas y frescas puede mejorar mucho tu salud mental, calmar tus niveles de estrés y ayudarte a volver a tu peso normal.
Una buena dieta y el ejercicio regular son una combinación ganadora cuando se trata de lidiar con el estrés y controlar el peso. ¡Pruébalo y observa cómo se transforma tu vida!
3. Problemas menstruales
¿Sabes qué puede empeorar aún más tu estrés? Los retrasos menstruales. ¿Sabes qué puede hacer que se te retrase la regla? El estrés.
Romper este círculo vicioso puede ser todo un reto. ¿Quién dijo que ser mujer era fácil?
Si tienes problemas menstruales, te recomiendo que hables con tu ginecólogo. Sin embargo, la mayoría de las veces, incluso los médicos identifican el estrés como la principal razón de las irregularidades menstruales.
El estrés afecta a las hormonas que están estrechamente relacionadas con la menstruación, lo que puede provocar reglas más abundantes o menos abundantes o incluso una interrupción del ciclo.
El estrés también puede hacer que todo el proceso de la menopausia sea mucho más difícil para las mujeres que se enfrentan a ella.
Además de eso, puede hacer que sea difícil quedarse embarazada para las mujeres que lo están intentando, lo que a menudo conduce a aún más estrés.
4. Problemas estomacales
Ese nudo en el estómago puede ser algo más que ansiedad. Hay muchas personas que experimentan estreñimiento, diarrea, vómitos o pérdida de apetito durante un periodo estresante.
Esto se debe a que el estómago es una de las primeras partes del cuerpo que reacciona al estado emocional.
De hecho, algunas personas desarrollan el SII debido a su exposición constante al estrés. Como resultado, lidian con hinchazón, estreñimiento, dolor de estómago y diarrea, todo lo cual puede afectar su día a día.
5. Insomnio
Cuando tengo demasiado estrés, dormir es lo último en lo que pienso. Puedo dar vueltas en la cama toda la noche, no dormir absolutamente nada o despertarme cada dos por tres.
Puede parecer una auténtica tortura, pero también puede provocar algunos problemas de salud graves.
Por ejemplo, en casos extremos, la falta de sueño puede causar problemas renales, diabetes, enfermedades cardiacas, obesidad y mucho más. Si últimamente tienes problemas para dormir, no dudes en hablar con tu médico.
En algunos casos, podrían recetarte algunos medicamentos para dormir que podrían hacer que conciliar el sueño y permanecer dormido te resulte más fácil.
6. Reacciones cutáneas
Por supuesto, a todos nos ha pasado alguna vez despertarnos y notar un enorme grano en la cara justo antes del acontecimiento por el que llevamos días estresándonos.
En el peor de los casos, el estrés prolongado puede provocar brotes de acné, erupciones cutáneas, urticaria y otras irritaciones de la piel.