Skip to Content

Tu Relación Más Sana Será Con Gente Con La Que Puedas Enfadarte Cómodamente

Tu Relación Más Sana Será Con Gente Con La Que Puedas Enfadarte Cómodamente

Una cosa es cierta: no hay ninguna relación humana que esté hecha únicamente de arco iris y unicornios.

Desde la relación con nuestros padres, hermanos y amigos hasta las relaciones románticas que encontramos a lo largo de la vida, cada una de ellas conlleva algún tipo de conflicto que tienes que resolver.

Los seres humanos somos criaturas movidas por la pasión. Cada uno de nosotros tiene su propio conjunto de creencias, sus propias opiniones y sus propios valores, y de vez en cuando estamos más que dispuestos a defenderlos con nuestra vida.

Puede que haya alguien en este mundo que, en gran medida, comparta nuestras opiniones, pero definitivamente no hay nadie que sea exactamente como nosotros. Todos somos únicos.

Precisamente por eso es difícil (y casi imposible) vivir esta vida sin algún conflicto.

Porque vivir sin conflictos significaría vivir sin gente, y eso es inimaginable porque, al fin y al cabo, somos criaturas muy sociales.

Y eso está muy bien. Discutir es normal y enfadarse con alguien forma parte de la vida.

Así que, si notas que tu pareja y tú os enfadáis de vez en cuando, ¡no temas! Eso no tiene por qué significar que se acerca la ruptura. Puede ser una señal de que vuestra relación es lo suficientemente real para ambos.

Veamos hasta qué punto el enfado puede ser realmente constructivo para una relación sana.

¿Está bien enfadarse con la pareja?

Tu Relación Más Sana Será Con Gente Con La Que Puedas Enfadarte Cómodamente

La ira es una emoción humana normal que sienten todas las personas de este mundo. Es muy poco probable que haya una persona que nunca se enfade. Sólo puede que unas sean más propensas a ello que otras.

El enfado en una relación no tiene por qué ser necesariamente algo malo. Puede ser un claro indicador de que una de las partes (o incluso las dos) se da cuenta de que hay cierto problema que hay que abordar y solucionar.

Y si abordas las citas y las relaciones con la idea de no pelearte nunca con tu pareja, debes saber que las cosas no funcionan así. Seguro que te enfadarás con él porque, al fin y al cabo, sois diferentes en muchos aspectos.

Cuando te enfades con tu pareja, es muy aconsejable que te enfrentes abiertamente a él y le hagas saber cómo te sientes. Nunca es bueno optar por el silencio y pensar que tu pareja tiene que saber lo que te pasa.

Tienes que decírselo, aunque eso provoque un conflicto. Porque incluso un conflicto puede tener sus beneficios.

La importancia de los conflictos en una relación

1. Señalan la necesidad de un cambio

Cuando intuyas que tu pareja y tú os vais a pelear, no lo percibas como algo excesivamente negativo.

Si tienes un enfoque positivo al respecto y estás dispuesto a trabajar en el problema en lugar de limitarte a gritar y quejarte, el conflicto puede ser una gran oportunidad para que los dos hagáis un cambio muy necesario.

2. Os recuerda a ti y a tu pareja que dependéis el uno del otro.

Sois individuos con sus metas y sueños personales, pero también dependéis mucho el uno del otro.

Por ejemplo, mi amiga y su marido comparten un coche. Normalmente, lo conduce ella porque trabaja lejos de casa y su marido puede ir a pie.

Pero, en sus días libres, lo tiene él. Sin embargo, no puede dormir hasta tarde porque tiene que levantarse a las 6 de la mañana para llevarla al trabajo. Y no puede ir a ningún sitio porque a las 4 de la tarde tiene que recogerla.

Al principio, esto era un gran problema para ellos y algo que a menudo provocaba discusiones. Al principio, tenían una forma muy poco sana de afrontarlo, pero pronto se dieron cuenta de que tenían que llegar a un acuerdo.

Así que ahora, si él tiene ciertos planes con sus amigos en su día libre, o bien les pide que le lleven, o bien ella pide lo mismo a sus colegas.

Este pequeño problema les hizo darse cuenta de que, por mucho que tengan coche y ambos sepan conducir, siguen teniendo un problema en el que tienen que trabajar juntos.

Así, su interdependencia les ha enseñado sobre el compromiso.

3. Te obliga a profundizar

Tu Relación Más Sana Será Con Gente Con La Que Puedas Enfadarte Cómodamente

Normalmente, cuando estás enfadado con tu pareja, el motivo de tu enfado no es realmente la raíz de tu ira.

Por ejemplo, que no haya puesto la ropa sucia en el cubo de la ropa sucia no es lo que te ha enfadado, sino que se haya olvidado (¡otra vez!) de ayudarte en casa.

Por eso, un conflicto sano puede ayudarte a señalar la causa más profunda de tu enfado, lo que, en consecuencia, puede ayudarte a resolverlo adecuadamente.

Es sumamente importante apuntar al principal culpable en lugar de buscar constantemente pequeñas peleas por cosas pequeñas e insignificantes.

Así, si te molesta que tu pareja no ponga la ropa sucia en el cubo de la ropa sucia, en lugar de señalar ese mal hábito, deberías decirle que eso te hace sentir como si no respetara tu tiempo y tu esfuerzo lo suficiente.

Y, con suerte, él tendrá una respuesta sana y constructiva, lo que nos lleva a nuestro último tema de discusión.

La importancia de una resolución de conflictos sana

A la hora de abordar ciertas cuestiones que inevitablemente desembocarán en un conflicto, es importante recordar que sois tú y tu pareja contra el problema y no vosotros dos el uno contra el otro.

Por eso, una resolución de conflictos sana es imprescindible para que tu relación sea fuerte y duradera.

No siempre es fácil abordar los conflictos de forma pacífica y con la mente y el corazón abiertos. Normalmente, cuando una persona se siente herida, su reacción inicial es enfadarse y resentirse.

Sin embargo, lo mejor sería que ambas partes dejaran a un lado esas emociones y abordaran su problema de la forma más pacífica posible. Si no, la probabilidad de que se escuchen y se entiendan es muy baja.

Tú y tu pareja tenéis que escucharos y prestaros atención mutuamente y tener una actitud en la que todos salgáis ganando.

Tu relación sólo saldrá beneficiada cuando los dos decidáis llegar a un acuerdo y no perdáis nunca de vista las necesidades y sentimientos del otro.

Y recuerda que el conflicto no es el destino final. Algunas de las relaciones más sanas de este mundo son aquellas en las que los miembros de la pareja se sentían lo suficientemente cómodos como para enfadarse el uno con el otro.

Porque sabían que una resolución constructiva de los conflictos no haría sino fortalecer su relación y acercarlos el uno al otro.