Cuidar de uno mismo, a menudo puede llegar a ser algo poco agradable.
Me refiero a cosas como hacer una hoja de cálculo con tus deudas, imponerte una rutina matutina, cocinar comidas saludables y no solo huir de tus problemas y considerar la distracción como una solución.
A menudo tienes que hacer las cosas que menos te gustan, como sudar durante una sesión exhaustiva en el gym, decirle a una amiga toxica que no quieres verla más, conseguir un segundo trabajo para poder tener una cuenta de ahorros o encontrar la manera de aceptarse a sí misma para no estar constantemente cansada intentando llegar a todo y luego tener que coger descansos deliberados y obligatorios de la vida para hacer cosas básicas como echar un chorro de aceite a un baño relajante, leer la Marie Claire de este mes o apagar el teléfono por un día.
Este mundo en el que el autocuidado parece ser un tema muy de moda, es un mundo enfermo. El autocuidado no debería ser algo a lo que recurrimos porque estamos tan agotados que necesitamos un respiro de nuestra propia presión interna implacable.
El verdadero cuidado de uno mismo no son los baños de sales minerales y los pasteles de chocolate, es tomar la decisión de construir una vida de la que no es necesario escapar regularmente.
Y eso a menudo implica hacer las cosas que menos quieres hacer.
A menudo significa mirarse a los ojos, ver tus fracasos y decepciones y crear nuevas estrategias. Estrategias como no saciar tus deseos inmediatos. Hay que dejarlos ir. Elegir lo nuevo. Puede que decepciones a algunos, pero harás sacrificios para otros. Estrategias nuevas como vivir de una manera que otros no lo harían, para llegar a vivir la vida que otros no pueden.
Tienes que permitirte ser normal. Regular. Corriente. Tener la cocina sucia de vez en cuando y decidir que tu último objetivo en la vida no va ser ni limpiarla, ni tener un abdomen plano ni tampoco mantenerse al día con tus amigas falsas. Es decidir cuanta ansiedad proviene por no tener actualizado tu poder latente y cuánta proviene por la forma en la que fuiste entrenada en pensar las cosas incluso antes de saber siquiera lo que estaba sucediendo.
El acto de autocuidado se ha convertido en otra cosa en la que se espera que las mujeres sean buenas. ¿Utilizaste el filtro correcto para la foto de ese acai bowl impecablemente preparado? ¿Las velas que acabas de encender en tu historia de Snap están hechas de soja orgánica sembrada a mano o son esa mierda de fábrica producida en masa? ¿Y cómo podemos detener la inevitable marea capitalista de convertir algo tan simple como el autocuidado en otra cosa más para comprar y vender? Estas son cosas en las que pienso mientras voy vestida con pantalones de chándal y pidiendo algo en Domino’s, bajo el pretexto de “ser buena conmigo misma” – Amil Niazi
Si te ves obligada a disfrutar regularmente del autocuidado como consumidora, es porque estás desconectada del cuidado personal real, que tiene muy poco que ver con como “te tratas a ti misma” y tiene mucho que ver con criarte a ti misma y tomar decisiones para tu bienestar a largo plazo.
Deja de utilizar tu vida agitada e irracional como justificación para el auto-sabotaje de tu espíritu y dilación. Estás aprendiendo cómo dejar de intentar “arreglarte” y comenzar a tratar de cuidarte a ti misma … y tal vez descubres que cuidarte cariñosamente atiendes a muchos de los problemas que estabas tratando de solucionar desde el principio.
Significa ser la heroína de tu vida, no la víctima. Significa renovar lo que tienes hasta que tu vida diaria no sea algo de lo que necesites terapia para recuperarte. Se acabo lo de elegir una vida que se ve bien ante una vida que se siente bien. Significa mandar al carajo algunos propósitos para poder preocuparse por otros más importantes. Se honesta, incluso si eso significa no tener el agrado universal. Satisface tus propias necesidades para que no estés ansiosa y no dependas de otras personas.
Conviértete en la persona que sabes que quieres ser y que estás destinada a ser. Conviértete en alguien que sabe que los baños de sales minerales y los pasteles de chocolate son formas de disfrutar la vida, no escapar de ella.