Una vez que pasas por un abuso emocional, toda tu personalidad cambia. Te conviertes en una mujer diferente y cuando te miras en el espejo, ya no reconoces a la persona que ves.
Destrozada, sin un ápice de energía, sientes que no hay nada por lo que vivir. No hay ninguna fuerza motriz que te haga reconstruir tu vida desde cero.
Cuando te enamoras de quien creías que era la pieza que te faltaba en el rompecabezas pero acaba siendo quien te destruye emocionalmente, sientes que toda tu vida se ha acabado.
Piensas en todos esos momentos que compartisteis y no puedes entender cómo esa persona puede ser tu peor enemigo.
Te tomó de la mano pero usó la otra para apuñalarte en el corazón. Te dio un beso de buenas noches y usó esos mismos labios para decir algunas de las peores cosas que jamás hayas oído.
Un demonio disfrazado, un ángel que finge. Ni siquiera sabes cómo llamarlo cuando no hay palabras suficientes para describir lo que te hizo.

Te rompió en pedazos, y día tras día, siguió caminando sobre esos pedazos rotos. Te arruinó en todos los sentidos y ya no te sientes tú mismo.
Te sientes como si estuvieras atrapado en un túnel sin luz al final. Sientes que el daño está hecho y que ya no hay nada que pueda repararte.
Pero aunque pienses que tu felicidad ha llegado a su fin y que nunca más volverás a ser la persona que fuiste, la verdad es muy diferente a eso.
Será duro, pero puedes curarte después del abuso emocional. Puedes resurgir de las cenizas como un ave fénix y subir al cielo.
No ocurrirá de la noche a la mañana. No será fácil de conseguir. Pero hay una chispa de poder en ti que tu abusador emocional no ha podido destruir.
Hay una llama que necesita ser encendida y una vez que reúnas todas tus fuerzas para hacerlo, podrás demostrarte a ti mismo que seguir adelante después del abuso emocional es posible. Puede que te lleve algún tiempo, pero es posible.
Paso a paso, irás pasando por diferentes etapas. Y al final, conocerás a una nueva mujer: la que ha sido arrojada al suelo pero se niega a rendirse.
Ha luchado y se ha esforzado, pero finalmente se ha recompuesto y se ha mostrado a plena luz.
Tú serás esa mujer, pero primero tienes que dar algunos pasos para llegar allí.
1. Acepta que has sido maltratada

El abuso no es una elección y no hay nada de lo que debas avergonzarte. Una vez que ocurre, puedes seguir ignorándolo y hacer que tu herida sea más profunda y dolorosa. O puedes ser abierto contigo mismo y admitir lo que has pasado.
Este es el primer paso que debes dar para seguir adelante.
No pienses en las miradas de los demás y deja de verte como una víctima. Eres mucho más que eso.
Eres una mujer fuerte que reunió el valor para detener a un abusador. Eres una superviviente y todavía hay mucho poder escondido dentro de ti que probablemente ni siquiera conoces.
Una vez que eres consciente de lo que has pasado, también te das cuenta de que puedes reconstruirte y empezar tu vida de nuevo.
2. Date un poco de tiempo

Pasar página nunca es fácil. Terminas una relación perfectamente bien a través de un compromiso y aún así necesitas darte el tiempo suficiente para averiguar dónde está tu corazón.
Imagina entonces lo difícil que es sanar de una relación de abuso emocional.
Obligarte a acelerar el proceso no te ayuda en absoluto. Presionarte para seguir adelante y adaptarte a una nueva forma de vida empeora las cosas.
Pero si pudieras escuchar a tu corazón un poco más de cerca. Escucha esos latidos y recuerda que nada ha cambiado, aunque todo parezca tan diferente.
Tu corazón sigue latiendo igual, tu alma sigue siendo pura e inocente y tu mente sigue siendo capaz de hacer cosas increíbles.
Sigues siendo tú, eso no ha cambiado.
Lo único que tienes que hacer es escucharte a ti mismo y darte un poco de tiempo. Las cosas mejorarán.
3. Sé consciente de que te sientes enfadado contigo mismo

En un momento de seguir adelante y tratar de sanar después del abuso emocional, empezarás a culparte a ti mismo. Seguirás repitiendo este pensamiento en tu cabeza, y te tratarás como si todo fuera culpa tuya.
¿Por qué dejé que me tratara así? ¿Cómo pude estar tan ciega cuando lo tenía delante de mis ojos? ¿Por qué dejé que ocurriera?
Estas preguntas seguirán persiguiéndote. No te dejarán dormir tranquilo.
Pero en un momento dado, te darás cuenta de que no has tenido nada que ver y se desvanecerán. Así de fácil, ya no tendrás que preocuparte por ellas al darte cuenta de que nada fue culpa tuya.
4. La depresión y la ansiedad pueden afectarle

Después de sentirte enfadado contigo mismo, puede que empieces a sentirte también deprimido. Te miras a ti mismo y sientes que toda tu vida se está desmoronando y que no hay nada que puedas hacer para arreglarlo.
Es entonces cuando empiezas a tener todos esos pensamientos depresivos que se salen de control. La ansiedad se apodera de ti y entonces te sientes adormecido.
Pero no tengas miedo. Esto es parte normal de la curación después del abuso emocional.
Todo este tiempo, has sentido que tus emociones te han engañado. Confiaste en un chico, pusiste tu corazón en sus manos, y resultó ser el peor error de tu vida.
Por eso, tienes miedo de volver a enfrentarte a tus emociones. Tienes miedo de dejar salir tus sentimientos, ya que no puedes deshacerte de la idea de que acabarás haciendo lo incorrecto.
Pero con el paso del tiempo, te darás cuenta de que tus sentimientos no están mal y de que puedes sentirte así. Tienes derecho a estar triste, a sentirte solo y perdido.
Estuviste en una relación con un abusador – él sabía cómo llegar a tu corazón. Así que hay una buena cantidad de emociones que necesitan ser procesadas.
5. Perdónate a ti mismo

Finalmente, llegarás a un punto en el que te darás cuenta de que nada fue nunca culpa tuya. Estar en una relación con un maltratador no te convierte en una mala persona; no te hace indigna del amor.
Se producirá un cambio repentino y te darás cuenta de que no tienes la culpa de nada de lo que has pasado.
Encontrarás la fuerza y serás capaz de perdonarte a ti misma y también a tu agresor.
Y no, no lo harás porque él merezca tu perdón. Lo harás porque te mereces dejar de pensar en él y sanar después de todo lo que pasaste.
Y eso no puede suceder si no encuentras la fuerza para dejarlo ir.