Mi querido ex,
Hace tiempo que quería escribirte esto, y por fin tengo fuerzas para hacerlo. Espero que por fin entiendas por qué tuve que marcharme.
Uno de los peores sentimientos del mundo es darse cuenta de que no eres la prioridad de alguien. Pero hay algo aún peor que eso. Y es el momento en que te das cuenta de que eres el tercero en tu propia relación. Que es exactamente lo que me pasó…
En cuanto me convertí en tu segunda opción, supe que debía irme. Pero entonces me parecía imposible, así que intenté por todos los medios quedarme contigo, aunque sabía lo que pasaba.
Estaba confusa, enfadada, triste, asustada, y todos esos sentimientos afloraron a la vez. Pero aun así no quería renunciar a todo lo que habíamos construido juntos. Sólo quería que estuvieras ahí y me cogieras de la mano hasta el final de los tiempos. Ya sabes, como nos prometimos. Pero supongo que tenías otros planes.
Siempre supe que hay diferentes maneras de ser un tercero en tu propia relación. Leí que la más común es que tu pareja sienta algo por otra persona, pero nunca presté mucha atención a esos artículos porque pensaba que a mí nunca me pasaría.
Pero cuando cambió su comportamiento recordé algo que había leído hace mucho tiempo. “Una pareja que no te presta suficiente atención podría intentar equilibrar su vida con dos relaciones”. Aún esperaba que no fuera cierto…
Te prometo que es algo por lo que nadie debería pasar. Y fingí no ver todas las señales que decían claramente que ya no soy tu prioridad.
Sabía que en un momento de la vida, tendrías que elegir. Sólo esperaba que de alguna manera fuera yo.
Pero recordé lo que dijo Johnny Depp: “Si amas a dos personas al mismo tiempo, elige a la segunda. Porque si realmente amaras a la primera, no te habrías enamorado de la segunda”. Fue entonces cuando me di cuenta de la amarga verdad.
Me hacías sentir muy insegura. Tuve que esforzarme mucho para ayudarme a sentirme bien en mi propia piel. Espero que nunca tengas que experimentar eso. Todos los días iba al espejo de mi habitación y me miraba. Veía a una persona débil, pálida, aburrida, fea y la segunda opción de su novio.
Me dije a mí misma que me miraría al espejo todos los días hasta que pudiera decir: “Veo a una mujer hermosa y fuerte. Es amable, divertida, inteligente, ambiciosa y definitivamente no merece ser la opción de alguien”. Tuve que halagarme a mí misma porque ya nunca se hacía eso.
Sabía que no me trataban como merecía. Y traté de reunir todas las fuerzas que necesitaba para irme. Para darme una oportunidad de encontrar a alguien que me apreciara y fuera consciente de todas esas cosas que esperaba ver en el espejo. Pero aún me quedaba algo de esperanza, así que me quedé.
Hablé de todo con mis amigos. Me dijeron que, aunque te siga queriendo, no eres la persona con la que necesito estar. Eres una persona a la que ya no le importo y alguien que nunca volverá a hacer de mí su prioridad.
Mis amigos me advirtieron que tendré que preocuparme constantemente por tu comportamiento si seguimos juntos. Que ya no confiaré en ti y que me pisotearé sólo para conservar a un hombre que no me merece. Me rogaron que no me permitiera ser un tercero en mi propia relación.
Pero siempre tuve presente la hermosa relación que teníamos antes, y me costó tanto dejarla. Sabía que habías cambiado y que ya no merecías mi amor, pero seguía soñando con ser tu única pareja. Aún esperaba que cambiaras de opinión y te dieras cuenta de que estábamos hechos el uno para el otro.
Todo el mundo me advirtió de que una persona que se comporta así con su novia probablemente seguirá siempre igual. Y que nunca debería intentar cambiarte porque sería una misión imposible; sólo conseguiría hacerme más daño. Pero aun así lo intenté…
La gente siempre tiene mucho que decir. Y no es algo que debiera molestarme tanto, pero aun así es algo que siempre afecta a mi estado de ánimo. Sobre todo si las palabras que me herían venían de alguien que me importaba. Pero, ¿por qué te cuento esto?
Porque no sabes todo lo que tuve que afrontar. No sabes que tuve que escuchar a otros decirme que estás enamorado de ella. No eres consciente de que la gente se reía a mis espaldas y decía que soy una mujer débil que aceptaría cualquier cosa con tal de quedarme contigo.
Pero no los culpo, tú me hiciste quedar así. Y también me lo hice a mí misma porque elegí quedarme cuando debería haberme ido.
Después de unos meses, mi hermana me dijo que ya no era la misma persona. Y entonces me di cuenta. Por fin comprendí que me habías destrozado y que si seguía rezando para que nuestra relación funcionara, sólo conseguiría arruinarme a mí misma. Recordé todo lo que me hiciste y supe lo que tenía que hacer.
Sabía que tenía que dejarte para recuperarme. Lo que tuvimos durante cuatro años fue increíble y siempre atesoraré los recuerdos que pasamos juntos. Pero tampoco olvidaré nunca este último año. El año en el que me rompiste, arruinaste todo lo que habíamos construido, destruiste mi amor propio y pusiste a otra persona delante de mí.
Sin embargo, también es el año en el que aprendí cómo no quiero que me vuelvan a tratar. Merezco a alguien que siempre me convierta en su prioridad, porque eso es lo que yo le doy al hombre que amo. Espero que nunca experimente las cosas que yo experimenté. Y realmente espero que te ame como yo lo hice.
Sé que dejarte fue la decisión correcta, pero no mentiré y te diré que fue fácil. Sin embargo, seguía siendo más fácil que vivir con alguien que sueña con otra chica.
Fue un camino aterrador, pero por suerte, no fue interminable. Ahora nos estoy dando a los dos la oportunidad de volver a ser felices de verdad. Y por fin aprendí a no dejar que nadie me pisotee. Me pongo en primer lugar porque tú no lo hiciste.
Te deseo todo lo mejor, pero por favor no contactes conmigo cuando te conviertas en un tercero en tu nueva relación. Buena suerte.