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UNA CARTA A LA MUJER QUE ERA HACE UN AÑO

UNA CARTA A LA MUJER QUE ERA HACE UN AÑO

Querido yo,

Ni siquiera podías adivinar cuánto podía pasar en un año. Nunca pensaste que las lágrimas se detendrían. Nunca pensaste que podrías quedarte dormido sin dar vueltas y vueltas y sin pensar demasiado.

Estabas atormentado por tus pensamientos. No dejabas de preguntarte a ti mismo: “¿Qué salió mal?”, “¿Podría haber hecho algo diferente?”, “¿Volverá?” y “¿Me extraña?”?

Pero aquí estás, ahora estás tranquilo. Tus pensamientos son silenciados. Sabes que nunca fue por ti. No había nada que pudieras haber hecho o dicho que cambiara el resultado.

Siempre fue él. Nunca vio tu verdadero yo. Nunca vio lo único y especial que eras. Jugó con tus sentimientos y dio por sentado tu amor. Y aunque dolió, te hizo un favor.

Todavía estarías enganchado con él y atrapado en algo que nunca fue bueno para ti si él no fuera el que se fue. Estabas demasiado cerca y demasiado enamorado que no podías ver al verdadero él.

Mírate ahora, casi lo has superado y pensaste que ese día nunca llegaría. Finalmente encontraste la luz después de toda la oscuridad y no podría estar más orgulloso. Eres más fuerte de lo que te diste a ti mismo.

No fue fácil llegar a donde estás ahora. Cuando tienes dolor, un año puede parecer un siglo. Siempre supiste que necesitabas tiempo, pero parecía que se ralentizaba sólo para fastidiarte.

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Todos esos buenos recuerdos que compartiste se convirtieron en tu peor enemigo. La idea de nunca revivir momentos como ese con él seguía destrozando tu corazón.

Tu voz temblaba y te dolían los oídos cada vez que decías que habías roto y que ya no era parte de tu vida para alguien que los conocía a los dos.

Hoy esos sentimientos dolorosos se han convertido en aceptación. Sabes que las cosas tenían que ir por ahí y eso es todo. Los recuerdos son sólo recuerdos ahora y tú dices con orgullo que eres “soltero y fabuloso”.

Tienes una visión más positiva de la vida y de ti mismo. Ya no te quedas en el pasado, te concentras en lo que tienes por delante. Aprendiste lo importante que es cuidarte y recordarte a ti mismo cada día de tu valor.

Creíste que lo lograrías y lo hiciste. Tenías tu fe, tus amigos y tu familia de tu lado y no había nada que te detuviera con un sistema de apoyo como ese. Estás muy agradecido por todos ellos.

Te sientes como si estuvieras viviendo una nueva vida ahora. Eres feliz y vibrante. Estás explorando el mundo que te rodea, yendo a nuevos lugares y conociendo gente nueva. Tienes nuevas metas que perseguir y no hay nada que te detenga.

Al perderlo, te encontraste a ti mismo. Descubriste de lo que estás hecho y estás listo para enfrentarte a lo que se te presente.

Mantén la cabeza alta, tus sueños grandes y sigue adelante y todo saldrá bien cuando se supone que es necesario. Lo sabes, ¿verdad?