Mi querido novio,
me he dado cuenta de que llevas tiempo dándole demasiadas vueltas a ciertas cosas. La verdad es que lo sé desde hace tiempo; sólo que no quería forzarte a hablar de algo antes de que estuvieras preparado. He esperado a que me lo preguntaras, pero tienes demasiado miedo o vergüenza para hacerlo. Y por eso estoy escribiendo esto ahora.
Eres muy bueno ocultando tus sentimientos, pero llevamos mucho tiempo juntos y te conozco bien. Sé cuando algo te preocupa aunque no lo digas. ¡Eh, soy yo! Sabes que siempre estaré ahí para escucharte y ayudarte en lo que pueda.
Pero entiendo de dónde vienes. Recuerdo cuando vi a esa hermosa compañera de trabajo tuya. Y tenía tanto miedo de que te enamoraras de ella que me pasaba las noches pensando en lo dura que sería nuestra ruptura y en lo difícil que sería para mí volver a amar a alguien.
Pensaba en todo eso a pesar de que apenas hablabas con ella. A veces quería preguntarte por ella, pero temía que pensaras que soy demasiado celosa o que no te dejo tener amigas. Así que me guardaba mis sentimientos para mí e intentaba luchar contra esos pensamientos negativos.
Pero, ¿te acuerdas de lo que hice cuando me di cuenta de que tenía que hacer algo con esos sentimientos? Hablé contigo. Nos sentamos en el salón y te expliqué todo lo que me preocupaba. Me diste todas las respuestas que buscaba. Incluso respondiste a las preguntas que me daba miedo hacer porque sabías exactamente lo que me pasaba por la cabeza.
Y desde ese día ya no volví a pensar en esa chica. Dejó de ser mi amenaza y sólo era tu compañera de trabajo. No puedo explicar lo bien que me sentí después de hablar de ello. Sentí como si por fin me hubiera desprendido de la enorme roca que llevaba semanas cargando en el pecho.
Por eso quiero hablarte de las cosas a las que les das demasiadas vueltas. Sé que lo estás porque presentas los mismos síntomas que yo. Te desconcentras a menudo, pareces triste todo el tiempo y más preocupado de lo normal, y ni siquiera me haces preguntas sencillas.
Sé que lo haces porque estás luchando contigo mismo. Quieres mantener esos pensamientos negativos bajo llave, pero son tan fuertes que a veces se escapan y necesitas alejarte de este mundo para guardarlos en el fondo de tu mente. Cariño, yo he pasado por eso y te entiendo.
A veces finjo que no me doy cuenta de esas cosas, pero es sólo porque quiero que vengas a mí y hables de ello. Sin embargo, te conozco y sé lo testaruda que eres, así que aquí estoy acercándome a ti para que por fin podamos deshacernos de tus horribles pensamientos negativos que no dejan de fastidiarte.
Cariño, sé cómo empezó todo. El día en que vimos a mi ex fue el día en que esas ideas dañinas empezaron a aparecer en tu cabeza una a una. Y han estado intentando arruinar tu estado de ánimo desde que alquilaron un lugar en tu cerebro.
Sé que te dije que teníamos una buena relación. Incluso compartí contigo todos los recuerdos felices que tuvimos juntos y sobre las veces que pensé que él iba a ser la persona con la que me casaría. Los viajes que hicimos, los sueños que tuvimos juntos y las metas que nos propusimos también fueron temas de los que te hablé.
Pero también te hablé de todas las veces que me hizo llorar. El día en que me dejó plantada bajo la lluvia porque su partido de fútbol aún no había terminado. Te hablé de las veces que me hizo sentir fea, estúpida, aburrida y débil.
Incluso el día en que decidió que llamarme gorda era una buena idea, a pesar de que sabía lo mucho que había luchado con mi imagen corporal durante años. Te conté todo sobre mi relación con él porque quería que supieras por lo que estaba pasando antes de conocerte.
Sé que hablo más de los buenos momentos, pero no es porque le eche de menos. Eso es porque él ya no me importa y tú me ayudaste a curar todos los traumas que tenía de mi relación anterior. Nunca olvidaré del todo las cosas malas que me ha hecho, pero me servirán de lección.
Y los buenos recuerdos que he tenido con él están ahí para recordarme que no todo es negro en la vida. Por eso a veces me oyes decir cosas como “Ah, me acuerdo de cuando mi ex y yo nos fuimos de viaje a Italia y fue tan bien”.
No le echo de menos, ni echo de menos la vida que tenía con él. Es sólo que ya no tengo sentimientos hacia él. Ni negativos ni positivos. Y ahora puedo hablar de mi pasado libremente porque sé que son sólo algunos recuerdos y cosas que me hicieron ser quien soy hoy.
Así que nena, no, mi ex no es una amenaza. Nunca fui tan feliz como ahora que te tengo a mi lado. Nunca me he sentido tan amada, querida y especial en toda mi vida. Me enseñaste que la vida puede ser bella y que es posible esperar con ilusión cada nuevo día.
Tú me enseñaste que siempre hay un motivo para ser feliz. Y nunca me he sentido mejor en toda mi vida. Espero tener la oportunidad de pasar la eternidad a tu lado. Y que seas tan feliz conmigo como yo lo soy contigo.
Eres el amor de mi vida y mi ex nunca fue ni será tu amenaza.