Si alguna vez has estado en una relación abusiva, lo siento mucho. No hay nada peor que entregar tu corazón a alguien cuya única intención es aplastarlo.
Es muy diferente a pasar por una ruptura, seguro. Cuando terminas las cosas con alguien, es como quitarse una venda.
Es rápido y, aunque doloroso, no dura para siempre. No vuelves a verlos ni a saber de ellos. La diferencia es que el dolor de pasar por una ruptura dura un tiempo determinado.
Pero cuando te rompen el corazón una y otra vez, puede dejar algunas cicatrices profundas. La agonía de tener que pasar por el mismo maltrato una y otra vez puede ser insoportable.
Sientes que nadie más conoce la lucha por la que estás pasando, y en cierto modo es cierto. Tu experiencia es sólo tuya, y de nadie más.
Por desgracia, hay personas que han pasado por situaciones similares, pero nunca han estado dentro de tu mente. El maltrato puede dejar graves secuelas, sobre todo en tu salud mental.
Tal vez pensaste que nunca podría pasarte a ti, pero te equivocaste. Puedes sentirte como si te hubieras traicionado a ti misma y hasta podrías estar enfadada contigo misma.
El abuso te ha impactado de maneras que ni siquiera habías pensado. Uno de los peores escenarios que puede ocurrir si eres víctima de un abuso es que lo confundas con amor.
Las personas que han estado expuestas a cualquier tipo de abuso -físico, mental o verbal- durante un periodo de tiempo prolongado, pueden empezar a relacionar estos dos aspectos.
Este comportamiento puede verse como un vínculo traumático. No puedes precisar por qué está sucediendo, pero te está pasando factura y sabes que te tiene secuestrado.
¡No confundas el amor con el abuso!
Es posible que te hayas enamorado de tu maltratador en un momento en el que no mostraba malas intenciones. Sin embargo, con el paso del tiempo, resultó ser una persona completamente diferente.
Tal vez pensaste que él estaba pasando por un mal momento y trataste de seguir con él. Querías apoyarle y pensabas que al final lo superarían juntos.
El tiempo pasó y él no cambió, aunque dijo que lo haría. Antes de que te des cuenta, tu relación, antes sana, se convirtió en una pesadilla de la que no sabías cómo escapar.
Te aseguró que todo está bien y que te quiere igual que antes. Esta es una de las claras banderas rojas que, de alguna manera, se te pasó por alto.
El problema al que te enfrentabas era su confianza y su magistral manipulación. Utilizó tu confianza para hacerte creer que la tortura a la que te sometía era su forma de demostrarte afecto.
El amor es ciego, así que ésta podría ser una de las razones por las que caíste en esta trampa todo el tiempo. Sea cual sea la causa, no te culpes por ello.
Nunca hubieras podido percibir que las cosas acabarían así. Recuérdalo de una vez por todas: no es tu culpa, aunque tu agresor te diga que lo es.
Las personas que padecen ciertos trastornos, como los narcisistas, pueden someterte a una diatriba de abusos. Una de las tácticas más comunes que utilizan para hacerte sentir loca es la luz de gas.
Tu pareja abusiva te hará daño (intencionadamente) y fingirá que no ha ocurrido. Esto puede dejarte confundida, triste y sola.
Antes de que te des cuenta, empiezas a distanciarte de los demás, que era lo que él quería todo el tiempo. Es importante no confundir el abuso con el amor porque puede arrastrarte a ese espacio oscuro aún más profundo.
¡Pero tienes que espabilar!
Algunas cosas son más fáciles de decir que de hacer, como ésta. Tus amigos y tu familia quizá hayan visto las señales de alarma y te hayan instado a dejarlo, pero tú no puedes.
Simplemente no puedes dejar a tu maltratador y hay decenas de razones para ello. Quizá tengas miedo, no sepas cómo, o no tengas a dónde ir.
Estás cautiva, no sólo por su abuso, sino por tus pensamientos y sentimientos. A partir de ahora, vives en un mundo en el que asocias el amor con el maltrato porque es lo único que te han enseñado…
Aunque no lo creas, hay gente que está dispuesta a ayudarte. Pero el cambio empieza por ti. Tienes que dar el primer paso y eso es decidirte.
Cuanto más tiempo haya durado el maltrato, más difícil puede ser salir de la relación. A medida que pasa el tiempo, te vuelves muy dependiente de tu maltratador.
Te convence de que te alejes de todos los demás y te hace creer que le quieres. Esperas con ansia esos días en los que él actúa con normalidad. Esos días se convierten en horas, y las horas en minutos.
Lo siguiente es que te quedas esperando sus fugaces instantes en los que te sonríe sinceramente y no te maltrata. Este puede ser uno de los signos del síndrome de Estocolmo.
- Habla con alguien para que te oriente.
- Consulta las experiencias de otras personas que han pasado por el maltrato.
- Busca ayuda profesional.
- Refuerza tu confianza en ti misma.
- Pide ayuda y el apoyo de alguien cercano.
- No te avergüences de lo que has pasado.
- Y recuerda que no es tu culpa.
Después de la lluvia, siempre hay un arco iris. No tienes que seguir pasando por esto, no importa la opinión que te haya inculcado tu maltratador.
Es difícil, pero no es imposible. Tienes una misión, y no importa lo débil que creas que eres para llevarla a cabo, puedes hacerlo.
Aunque es duro, hay que salir de él. Puedes tener miedo, pero también puedes pedir ayuda. Puedes llorar, pero también puedes alegrarte.
Si eres una chica que asocia el maltrato con el amor, es posible que no conozcas nada más que eso. Sin embargo, el mundo está lleno de personas hermosas que tienen cero intención o deseo de hacerte daño.
¿Cómo vas a saber si esto es cierto si no te levantas y empiezas a buscar?