La madurez emocional es la diferencia entre un hombre y un niño.
Los chicos juegan. Los hombres se comprometerán.
Los chicos huyen de los problemas a la velocidad de la luz. Los hombres los afrontan de frente.
Eso está claro.
A veces, sin embargo, las líneas se vuelven un poco borrosas.¿Es realmente tan maduro como pensabas?
Es hora de quitarse las gafas de color de rosa.Así es como puedes saberlo…
Un hombre maduro nunca hará estas 9 cosas.
1) Nunca esperará a que lo persigas
La etapa de la conversación es siempre una delgada línea por la que caminar.
La mayoría de vuestras expectativas se quedan sin decir, vuestras verdaderas personalidades aún no han salido a la luz y el enamoramiento está en el horizonte, lo que provoca una tensión zumbona entre los dos.
Y entonces llega.
Respuestas de una sola frase. Lee. Un montón de excusas (“estoy ocupado”) para compensar la falta de esfuerzo.
Un hombre maduro que ha decidido conocerte no esperará a que des el primer paso. Entiende que toda relación es 50/50.
Te enviará mensajes de texto por iniciativa propia, programará citas y te hará sentir deseada. Entiende que las relaciones se construyen a través de una comunicación auténtica, no de juegos mentales.
2) Nunca te engañará
Habláis, pero no estáis juntos. Sois exclusivos, pero no tenéis pareja.
Pasáis todo el tiempo libre juntos, pero no ha pronunciado ni una sola vez la palabra amor.
Sus verdaderas intenciones están tan enterradas en su interior que bien podrían ser la Fosa de las Marianas.
¿Recuerdas la frase “comunicación auténtica” que he mencionado antes? Eso es exactamente lo que falta en una relación con un hombre inmaduro.
Un hombre maduro no enviará señales confusas, no se negará a hablar las cosas ni evitará nombrar el vínculo que se está formando entre vosotros.
Al contrario, se asegurará de que las cosas estén lo más claras posible.Si no está seguro, lo dirá. Si le gustaría estar contigo a largo plazo, lo dirá. Y si no busca nada serio… has acertado, lo dirá.
Sabe que las expectativas y los límites de vuestra relación deben decirse en voz alta y discutirse.
3) Nunca sobrepasará tus límites
Los límites son algo que cada pareja establece individualmente, sin basarse en los parámetros de otras personas.
Cada persona es diferente. ¿Qué consideras tú un engaño?
Un hombre maduro estará más que dispuesto a tener esta conversación contigo. Podrás expresar tus miedos, tus puntos débiles y tus principios, y te sentirás mejor cuando sepas que él ha aceptado no sobrepasar tus límites.
Pero esto va en ambos sentidos. Presta mucha atención cuando te diga lo que prefiere que hagas o dejes de hacer y comprueba si sus exigencias traspasan tus límites de alguna manera.
Por ejemplo, podría ponerte límites si te dicta qué ropa puedes ponerte o te prohíbe tener amigos varones.
Sea lo que sea, recuerda que hay muchos hombres a los que les encantará verte florecer como mujer poderosa en lugar de encerrarte en una jaula de oro.
Un hombre maduro no te cortará las alas.
4) Nunca te hará sentir pequeña
Hay innumerables formas de asegurarse de que te quedas anclada en el suelo, incapaz de volar. Menospreciarte es una de ellas.
Puede que se burle de tu ingenio, de tu aspecto o de tus amigos. Cuando te enfadas, puede poner los ojos en blanco porque “no aguantas una broma”.
Pero no te equivoques: las bromas insultantes son exactamente lo que pone en la etiqueta. Son insultos de los que sólo se ríe una persona.
La madurez emocional consiste en respetar a tu pareja, tomarte en serio sus sentimientos y considerarla un igual.
Por eso usamos la palabra “pareja”: porque sois un equipo. Os equilibráis mutuamente. Los hombres maduros lo reconocen y no ven ninguna razón para menospreciarte.
Cuando te critican, lo hacen de forma respetuosa y constructiva.
5) Nunca desenterrará el pasado para arruinar el presente
Cuando te señala algo que le preocupa y te invita a discutirlo con él, sabes que no te lo echará en cara en el futuro.
Eso es porque un hombre maduro ve los problemas como algo a lo que os enfrentáis como equipo. Sois vosotros dos contra un bache en la carretera, no tú contra él.
Todo lo que tenéis que hacer es conducir sin problemas y confiar el uno en el otro. Antes de que te des cuenta, el bache está casi olvidado.
La inmadurez consiste en perderse en un huracán de emociones. Por eso guardar rencor es tan fácil para las personas inmaduras: les resulta increíblemente difícil desprenderse del dolor, perdonar y seguir adelante.
Pero cualquier relación duradera necesita perdón de vez en cuando. Un hombre maduro lo sabe. No envenenará el presente con el pasado.
6) Nunca fingirá que todo va bien cuando no es así
Puede que el pasado esté plagado de errores, pero eso tampoco significa que el presente sea un paseo por el parque.
Las relaciones son un trabajo duro. Requieren un esfuerzo constante y la capacidad de soportar tormentas. Incluso un faro se deteriora si se deja pudrir.
Los días buenos deberían superar a los malos, por supuesto, pero eso no significa que los días malos sean intrínsecamente malos: son útiles a su manera. Cuando las cosas empiezan a desmoronarse es cuando por fin se ve el verdadero carácter de alguien.
¿Finge que todo va bien para no tener que enfrentarse a ello? ¿Se retrae, pasa más tiempo alejado y evita cualquier posibilidad de conflicto?
Eso es inmadurez. Un hombre que huye de los problemas carece de valor. Le falta lo necesario para que una relación funcione.
Encuentra a alguien que se esfuerce. Alguien que vea un problema y diga: “¡Vamos a solucionarlo!”.
7) Nunca dejará que las tareas domésticas te absorban
El mismo entusiasmo que se pone en resolver los problemas debería ponerse también en las tareas domésticas.
No estoy diciendo que tu pareja tenga que alegrarse de emoción cada vez que le toque fregar los platos -aunque estaría muy bien-, pero debería entender de forma inherente la naturaleza 50/50 de la relación.
Si los dos trabajáis la misma cantidad de horas, no tiene sentido que tú también te encargues de todas las tareas domésticas.
A mi pareja le encanta cocinar. A mí me gusta limpiar. Él hace la compra y prepara deliciosos platos todos los días, mientras yo friego los platos y otras tareas relacionadas con la limpieza. A nosotros nos funciona.
¿Y a ti? Un hombre maduro se repartirá las tareas domésticas contigo y hará todo lo posible para que llegar a casa sea sinónimo de alegría, no una lista interminable de tareas.
8) Nunca se convertirá en un teleadicto
Está claro que los teleadictos odian las tareas domésticas. Su actividad favorita es sentarse en el sofá con una cerveza en una mano y el mando de la tele en la otra.
Pero ser un teleadicto es mucho más de lo que parece.
Un teleadicto es alguien que no tiene entusiasmo por la vida, ese je ne sais quoi que te hace sentir vivo en su presencia.
Un teleadicto se pasa la vida observando pasivamente a los demás, refunfuñando por todo y por nada, y esperando a que le caiga una oportunidad de oro en el regazo.
Un teleadicto no entiende lo que tiene hasta que lo pierde.
Un hombre maduro, en cambio… te llevará a citas. Mostrará un interés inherente por el mundo que le rodea y tomará medidas activas para alcanzar sus objetivos, invitándote a acompañarle en el viaje.