No te dejé porque dejé de amarte. No lo hice porque había conocido a alguien más o porque pensé que podía hacerlo mejor. No lo hice para darte una lección ni para que me persigas.
Me alejé de ti porque no podía soportarlo más. Porque era la única opción que tenía y porque era mi último intento de salvarme de tu toxicidad.
Lo hice porque había tenido suficiente. Porque había llegado a mi punto de ruptura y porque sabía que quedarme a tu lado sólo un momento más sería mi fin. Que quedarme en esa relación sólo un día más me destruiría completamente.
Lo hice porque no tenía otra opción. Porque finalmente miré la dolorosa verdad a los ojos y vi que nunca te convertirías en el hombre que necesitaba que fueras, que mi amor no podía cambiarte y que, tristemente, no podía arreglarte, por mucho que lo hubiera intentado.
Lo hice porque vi que tú y yo nunca estuvimos destinados a estar juntos y que nunca podríamos tener un futuro juntos. Que nuestra relación nunca llegaría a ser sana y que estaba condenada al fracaso desde el primer día.
Me fui porque no me diste una razón para quedarme. Porque hacías de mi vida un infierno y porque me hacías miserable. Y así no es como la persona que amas debería hacerte sentir.
Te dejé porque finalmente me di cuenta de que nunca me pondrías en primer lugar, que nunca me elegirías de verdad y que nunca cumplirías tus promesas de ser diferente. Que nunca me amarías de la forma en que yo te amaba y de la forma en que yo merecía ser amado.
Me fui porque me cansé de perseguirte. Cansado de ser el único que lucha y el único que lo intenta. Cansado de todas las discusiones y cansado de tratar de hacer algo de la relación, mientras que a usted le importa un bledo.
Cansado de todas las segundas oportunidades y de todas las falsas promesas. Cansado de creer en algo que obviamente nunca fue real y cansado de esperar algo que nunca llegaría.
Cansado de justificar que me maltrates y de buscar excusas por tu comportamiento de mierda. Cansado de mentirme a mí mismo para poder seguir amándote. Cansado de ser tu segunda opción, cansado de cuestionar tus emociones, cansado de que no seas consistente y cansado de que no me des lo que necesito.
Me alejé de ti porque tenía que hacerlo, aunque fue la decisión más difícil de mi vida. Porque tenía que encontrar una salida de una forma u otra, a pesar de que me estaba destrozando y a pesar de que eso significaba que tenía que romper mi propio corazón.
Te dejé porque quedarme a tu lado te habría dolido aún más. Porque no podía soportar estar atrapada en una relación unilateral, sin amor, que nunca tuvo el potencial de volverse real.
Porque finalmente vi que nunca me merecías. Porque finalmente vi mi propio valor y porque era hora de que dejara de conformarme con menos.
Me fui porque me di cuenta de que necesitaba a alguien mejor. Porque me di cuenta de que estaba mucho mejor soltera que atrapada en esa relación tóxica y porque estoy segura de que puedo hacerlo sin ti.
Te dejé porque todavía tengo fe en que un día vendrá un hombre que se entregará completamente a mí, un hombre que me amará en todas las formas en que debería ser amado y un hombre que será digno de mí.
Así que por favor, no intentes buscarme una vez que te arrepientas de haberme perdido. No intentes volver a mi vida una vez que veas que ninguna otra mujer te amará como yo lo hice y una vez que entiendas lo que has hecho.
Por una vez, sé justo y déjame ir. Déjame ser feliz lejos de ti porque es lo menos que merezco.