Hace mucho tiempo escuché un dicho que dice “las acciones hablan más que las palabras”, pero me tomó un tiempo realmente entenderlo.
Mientras estaba en una relación contigo, confié lo suficiente en ti como para dejar que me lastimaras. Estaba totalmente abierta sobre mis planes y mis acciones, mientras tú eras el que decía una cosa y hacía algo completamente opuesto.
¿Y sabes cuál fue la parte más dolorosa?
Siempre te salías con la tuya. Cada vez que veía que me enojaba y que estaba a punto de terminar lo que teníamos, venías a mí, prometiendo las estrellas y la luna.
Y cada vez, caía en tus dulces mentiras y en tus abrazos que me hacían temblar. Cada vez, me entregaba a ti pensando que ibas a cambiar, que mi amor te iba a cambiar.
Pero eso nunca pasó. No era tan importante para ti como para luchar por mí como si tu vida dependiera de ello. Y lograste herirme con cada acción.
Me pusiste a través de un dolor emocional inimaginable, e incluso si te decía que me estabas haciendo daño, no parabas. Simplemente seguías haciendo cosas que eran buenas para ti, sin sentir siquiera remordimiento por el dolor que me causabas.
Aún recuerdo tus abusos verbales y cómo me hacías sentir menos cada vez que no te gustaba algo que hacía. Nada de lo que hacía por nosotros te servía, y pensabas que tú eras el único que debía tomar las decisiones importantes.
Decías que me amabas; luego me engañaste.
Decías que era importante para ti; luego me menospreciabas frente a mis amigos.
Decías que íbamos a durar para siempre; luego traicionaste nuestro amor con la primera mujer que conociste.
Me mentías todos los días solo para conseguir lo que querías, y yo estaba tan cegada por el amor que no podía verlo. Me negaba a creer que no me amabas lo suficiente y que no significaba nada para ti.
Seguía viviendo en mi mundo de fantasía, pensando que ibas a cambiar y que comenzarías a amarme como al principio de nuestra relación. Pero eso nunca pasó.
No querías luchar por mí. No querías correr tras de mí porque ya era “tuyas”. Pero lo que no entendías es que deberías haberme perseguido incluso si ya era “tuya”, porque ese es el punto del amor.
El amor es todo acerca de intentar y luchar por tu ser querido. Se trata de las pequeñas cosas porque son las que más importan.
Y eso era todo lo que quería: solo un par de pequeñas cosas para mantenerme viva. Solo necesitaba una pequeña prueba de que te importaba y que querías que nosotros tuviéramos éxito.
Quería que lucharas por mí, pero ni siquiera pudiste hacer eso.
Me lastimaste tantas veces y luego usabas tus palabras para justificar tus acciones. Pero las acciones solo pueden ser justificadas con acciones.
Tus dulces palabras de que cambiarías no significaban nada para mí, porque no tenía ninguna prueba de que lo fueras a hacer. Estaba harta de tu manipulación, gaslighting, mentiras y control.
Solo quería alejarme de ti y de todo lo que representabas. Y eso fue lo que finalmente hice.
Una vez que vi que nunca ibas a cambiar y que siempre intentarías hacerme quedar como una tonta, decidí liberarme de ti.
Pero debo admitir que no fue fácil hacerlo. Hubo momentos en los que desearía que nunca hubieras existido y momentos en los que me sentía igual acerca de mí misma.
Así de profundo me lastimaste. Fuiste el hombre que más amé, pero al mismo tiempo fuiste el que me llevó a una muerte emocional.
Y mientras pensaba en las secuelas de mi relación contigo, me di cuenta de que sacaste lo mejor de mí.
Me drenaste toda la energía y me quedé completamente entumecida. Solo porque intentaba protegerme de un posible dolor emocional que otro hombre pudiera causarme, me desconecté totalmente de mis sentimientos.
Los bloqueé y no dejé que nadie se acercara a mi corazón. Construí muros altos y gruesos alrededor de mí para no volver a sufrir. De esa manera, perdí la oportunidad de amar y ser amada nuevamente.
Y cuando vi lo que había hecho, desperté de una pesadilla de la que había sido parte durante mucho tiempo. Me di cuenta de que, aunque me mentiste y hiciste todas esas cosas horribles, debía seguir adelante con mi vida.
Aceptar que eso me pasó fue la primera etapa de sanación después de escapar de una relación tóxica, pero definitivamente necesitaba recuperarme completamente.
Después de todo lo que me hiciste, me prometí a mí misma que amaría de nuevo, con la esperanza de que otro hombre en mi vida no sería como tú. Me prometí que abriría mi corazón al amor a pesar de todos los miedos y problemas de confianza.
Me prometí que amaría de nuevo, a pesar de todas las heridas emocionales que aún estaban presentes. Y al hacer eso, finalmente pude alejarme de ti. Porque al abrir mi corazón a un nuevo amor, podría sanar mis heridas y ser la de antes.
Me prometí que amaría de nuevo, con todo mi corazón, y que nunca dejaría que ningún hombre me lastimara como lo hiciste tú. Decidí seguir adelante y ser una mujer feliz y amada nuevamente.
Y sé que verme así será mi mejor venganza hacia ti.
