Encontraste a una chica con un corazón suave. Una chica que hubiera hecho cualquier cosa que le pidieras, porque te amaba más que a su vida. Eras la única persona con la que se imaginaba pasar el resto de su vida.
Ella nunca se habría alejado de ti. Nunca te habría engañado y nunca te habría lastimado.
Encontraste a una chica que hizo todo lo posible, cada maldito día, para asegurarse de que eras feliz. Puso todo su esfuerzo en la relación, incluso cuando no estabas dispuesto a hacer lo mismo. Te creía cuando inventabas excusas que no tenían sentido y aceptaba tus disculpas a medias. Ella te creyó y confió en ti.
Te amaba con cada latido de su corazón. Eras el único para ella y fuiste la persona con la que juró quedarse para toda la vida. Y cuando ella hace promesas, realmente las dice en serio.
Tomaste a una chica con un corazón suave y la destrozaste. La hiciste creer que era fea, sin valor, inútil, una mierda…
La convertiste de optimista en pesimista, de romántica en realista. Transformaste una chica feliz y con suerte en un alma perdida que navega al borde de la depresión.
Endureciste su corazón suave. Tú eres la razón por la que ya no cree en los cuentos de hadas, la razón por la que se está encerrando en su interior. Tú eres la razón por la que está bebiendo y por la que está llorando. Tú eres la razón por la cual sus seres queridos están preocupados por ella y la razón por la cual su mundo se está desmoronando.
Tomaste a la chica más amable del mundo y la destruiste, y te resulto muy fácil. No lo pensaste dos veces y no te sientes culpable por eso. Actúas como si fuera su culpa.
Puede que sea su culpa porque fue lo suficientemente tonta como para elegir a alguien como tú. Alguien que manipula con facilidad, que miente sin pestañear y se niega a cambiar. Alguien que se aleja en lugar de asumir la responsabilidad.
Tomaste a una santa y la convertiste en un río de lágrimas que tiene problemas para salir de la cama. Tomaste su corazón de oro y lo ennegreciste. Tomaste a alguien que merecía el mundo y la hiciste sentir que no se merecía nada.
Cogiste a una chica con un corazón blando, que debería haber sido tratada con respeto, y la jodiste.
Pero, finalmente, te darás cuenta de que te has jodido a ti mismo. Porque ella superará todo esto, pero tu no lo harás nunca.
Tomaste su bondad por sentado mientras estabas con ella, pero una vez que te des cuenta que nadie más creerá tus mentiras, nadie más aceptará tus falsas disculpas, nadie más te aceptará llegando a casa tan tarde y te dará tantas oportunidades como ella te ha dado a lo largo de los años, comprenderás que eres tú el que perdió. Tú eres el único jodido. Tu eres el que no merece su amor.