El año pasado terminaste una relación de tres años, pero terminar con el chico con el que llevas hablando un par de meses duele mucho más. ¿Es normal? ¿De verdad eras tan ingenua y estabas tan enamorada?
Esto ocurre con demasiada frecuencia y no eres la única a la que le confunde. Parece que el dolor de perder a alguien no tiene nada que ver con el tiempo que hace que os conocéis, sino con la forma en que te hizo sentir. ¿Nos sorprende?
Estar en una relación duradera puede convertirse rápidamente en una rutina. Te acostumbras a tener a alguien cerca y, en la mayoría de los casos, esa es la única razón por la que has permanecido con esa persona tanto tiempo.
Sin embargo, las relaciones de pareja son muy diferentes.
Suelen ser divertidas, refrescantes y llenas de pasión. Pueden hacerte sentir joven y libre, sobre todo después de haber salido de una relación larga.
Aunque la mayoría de ellas son una aventura pasajera, pueden dejar una cicatriz bastante profunda, tan confusa como dolorosa.
Entonces, ¿por qué ocurre? ¿Te estás haciendo el gaslighting para pensar que duele tanto o es completamente normal?
Veamos, cuáles pueden ser las posibles razones por las que lloras en tu cama por un chico al que conociste hace apenas mes y medio.
1. Fue una fase de luna de miel interminable
La principal razón por la que nos apegamos demasiado a nuestras relaciones es que son divertidas. Te sientes salvaje y libre, y tienes una pasión ardiente que no habías sentido en años.
Cuando estás en una relación duradera, la fase de luna de miel se convierte en un recuerdo lejano. En una relación de pareja, sin embargo, es lo único que conoces.
Nunca has llegado a nada más que eso, y terminar las cosas durante el periodo más excitante puede dejarte confuso y devastado. Especialmente si eres el único que ha captado sentimientos.
2. Aún tenías tu libertad
La principal razón por la que no nos afligimos tanto por nuestras relaciones duraderas es porque volvemos a experimentar la libertad.
Después de terminar con tu pareja, te entusiasman todas las cosas que no has hecho en mucho tiempo.
Sales más, viajas por tu cuenta, conoces a gente nueva, empiezas a vivir en un piso nuevo…
Empezar de cero siempre es emocionante, y puede ayudarnos a olvidarnos de que hemos perdido a alguien a quien queríamos desde hacía mucho tiempo.
Cuando estás en una situación de pareja, por otro lado, todavía tienes tu libertad. Ambos la tienen. Sales con tus amigos, viajas y te diviertes, pero sigues teniendo a alguien con quien hablar.
Se convierten en una parte de tu vida en lugar de ocuparla por completo, lo que hace que disfrutes mucho más de la relación.
Cuando se acaba, sigues teniendo todo lo que tenías antes, pero acabas echando de menos los mensajes de buenas noches y buenos días del chico con el que solías hablar.
La libertad parece menos divertida y apenas hay nada que pueda distraerte del hecho de que se ha ido.
3. Has idealizado el potencial
La principal razón por la que nos mantenemos en relaciones es la posibilidad de que se conviertan en algo más. No te mientas y digas que no es el caso.
Te pasas toda la noche hablando con alguien, actuáis como una pareja, y es normal que esperes llegar a serlo.
Este potencial es lo que mantiene las cosas excitantes. Te encanta la pasión y el hecho de que esté loco por ti. Empiezas a imaginar el día en que te confiese su amor y puedas hacerlo oficial ante tus amigos.
Por desgracia, cuando te das cuenta de que eras la única que pensaba así, puede doler bastante.
4. El final fue repentino e inesperado
Las situaciones suelen terminar de repente y sin previo aviso. Un día estáis hablando por teléfono hasta las 3 de la mañana y al siguiente te ha bloqueado en todas las redes sociales porque ha vuelto con su ex novia. Ouch.
Sea cual sea el estado de vuestra relación, esto puede ser un gran shock. Estás acostumbrado a hablar con alguien, a pasar tiempo con él y, de repente, un día desaparece.
Cuando tienes una relación duradera, sueles intuir que está llegando a su fin, así que te preparas con antelación.
Sin embargo, las relaciones de pareja terminan durante la fase más interesante y apasionada, y te quedas con un enorme vacío en tu vida que no esperabas tener.
Es normal que te sientas dolida por esto, por muy seria que fuera tu relación anterior.
5. Desencadenó tus problemas de abandono
Si tienes problemas de abandono, perder de repente a alguien que creías que te quería puede ser un desencadenante.
Esta pérdida inesperada confirma tus mayores temores, y ya no estás segura de en quién puedes confiar si todos van a abandonarte cuando menos te lo esperas.
Este miedo puede ser difícil de afrontar y superar, así que no te sorprendas de sentirte así por la pérdida de alguien a quien solo conoces desde hace un par de meses.
Es muy probable que haya desencadenado algo mucho más profundo de lo que estás dispuesta a admitir.
Si esto es algo que arrastras desde tu infancia, es probable que te atraigan más las relaciones que no te ofrecen mucha seguridad porque te resultan familiares.
Por eso, suelen acabar doliendo mucho más que las estables y duraderas.
6. Te encantaba la pasión y sentirte despreocupado
Existe la posibilidad de que en realidad te gustara el hecho de que vuestra relación no estuviera definida.
Saber que uno de los dos está más implicado emocionalmente que el otro puede producirte el mismo efecto que cualquier tipo de adicción.
Te vuelves adicto a los altibajos, y hacen que ames mucho más los días buenos con tu pareja. Cuando todo va bien todo el tiempo, te aburres, lo que suele ser un problema en las relaciones duraderas.
No te dan la misma emoción ni el mismo subidón que las relaciones sentimentales.