Sal con alguien que nunca deja de elegirte.
Sal con alguien que nunca se aburre de aprender el mapa de tu cuerpo y el lenguaje del amor de tu mente. Sal con alguien que encuentra la manera de hacer que el amor parezca pura felicidad.
Sal con alguien que se emociona al pensar en ti, alguien que sueña despierto con su vida juntos y se pone la piel de gallina en el antebrazo.
Sal con alguien que nunca deja de elegirte.
Sal con alguien que nunca te hace sentir que se está dando por vencido contigo, alguien que te asegura tu valor cuando más lo necesitas y en los días en que sientes que te estás quedando corto.
Sal con alguien que nunca tienes que cuestionar lo que significas para él, alguien que lo encuentra en su fuerza interior para dar a conocer siempre su amor por ti, incluso cuando él mismo está agotado.
Sal con alguien que te recuerde tu importancia, que te predique tu propia valía para que te levantes.
Sal con alguien que te elija, una y otra vez y otra vez y otra vez.
La realidad es que cuando alguien nos elige, se compromete a amarnos. Cuando alguien nos elige, está dando a conocer sus prioridades. Cuando alguien nos elige nos dice en silencio: “Estoy aquí. No voy a ir a ninguna parte. Estás a salvo. No hay nada que no podamos vencer mientras nos escojamos los unos a los otros”. Ser elegido es estar comprometido, es una promesa simple y hermosa de tomarse de la mano incluso cuando la vida parece vacilante e insoportable.
Sal con alguien que te elige y nunca deja de elegirte. Mereces sentirte valorado. Mereces sentirte amada. Mereces sentirte segura. Te mereces el compromiso. Mereces ser elegido por alguien que realmente anhela elegirte.