Cuando hablamos de relaciones amorosas y duraderas, no podemos dejar de mencionar la inteligencia emocional y la importancia que tiene.
Claro que en la vida es importante ser “inteligente con los libros”, pero una persona también tiene que ser “inteligente con las personas”.
Pero, ¿es eso todo lo que es la inteligencia emocional? ¿O es más compleja?
La inteligencia emocional (IE) suele describirse como la capacidad de percibir, descifrar, gestionar y utilizar las propias emociones para acercarse y relacionarse eficazmente con los demás.
También se refiere a la capacidad de reconocer y comprender las emociones de otra persona y sentir empatía hacia ella.
El término “inteligencia emocional” se acuñó por primera vez en la década de 1960, pero ha ganado popularidad unos 30 años después, gracias a Daniel Goleman, que publicó un popular libro con el mismo título.
Al principio, la idea de inteligencia emocional se estudió a través de investigaciones en el campo del liderazgo.
Pero en los últimos años, los científicos han llegado a la conclusión de que también existe un gran vínculo entre la inteligencia emocional y las relaciones sociales (o específicamente románticas).
La inteligencia emocional puede medirse mediante la opinión de 360 grados de un compañero o colega o mediante un cuestionario de autoinforme.
Este cuestionario incluye una serie de afirmaciones sobre cómo podría actuar o sentirse un individuo en una situación y la persona que lo realiza tiene que responder en qué medida está de acuerdo o en desacuerdo con cada afirmación.
La suma de todas las respuestas da lugar a la medida final de la inteligencia emocional, es decir, el nivel emocional.
Es importante señalar que, a diferencia de otros tipos de inteligencia que son parcialmente hereditarios y están influidos por el entorno, la inteligencia emocional no es algo con lo que una persona nace.
Es más bien algo que se propone adquirir y mejorar a lo largo de su vida.
Entonces, ¿cómo puede una relación romántica beneficiarse de la inteligencia emocional?
No es ningún secreto que la inteligencia emocional puede ayudar a las parejas a afrontar mejor los altibajos de su relación.
Se ha demostrado que los hombres y mujeres con niveles más altos de inteligencia emocional tienen mejores habilidades de comunicación y cooperación.
Se les da mejor hablar de sentimientos, sentir empatía el uno por el otro y, en general, estar más en sintonía.
También son mejores a la hora de crear vínculos sociales fuertes fuera de su relación, lo que significa que tienen más probabilidades de tener un grupo de amigos más grande y de caer mejor a los demás.
Así pues, los beneficios de la inteligencia emocional son evidentes.
Puede marcar una gran diferencia cuando dos personas desean establecer una relación íntima y positiva porque son capaces de comprender el poder de sus emociones, lo que significa que es menos probable que caigan bajo su influencia.
La capacidad de comprender tus emociones y las de tu pareja es una gran herramienta para mantener todo en equilibrio.
De este modo, hablar de distintos temas, tanto agradables como desagradables, resulta mucho más fácil porque ambas partes se encuentran en un estado de calma y serenidad.
¿Cómo puede saber si usted o su pareja son emocionalmente inteligentes?
Así pues, como se ha mencionado anteriormente, la inteligencia emocional es algo que una persona aprende y trabaja para obtener y mejorar a lo largo de toda su vida.
Por lo tanto, podemos concluir que, en gran medida, nuestra propia fuerza de voluntad desempeña un papel importante.
Esto significa que no puedes decir que tú o tu pareja sois (o no sois) emocionalmente inteligentes porque nacisteis (o no nacisteis) con ella o porque vuestros padres eran muy buenos comprendiendo las emociones y siendo empáticos.
Más bien se reduce a una simple pregunta: ¿hasta qué punto tú y tu pareja estáis dispuestos a ser emocionalmente inteligentes?
Goleman ha reconocido 5 componentes principales de la inteligencia emocional. Se enumeran a continuación, por lo que le sugiero que eche un vistazo para determinar si usted y su pareja son emocionalmente inteligentes o no.
1. Autoconciencia
Las personas emocionalmente inteligentes tienen niveles extremadamente altos de autoconciencia. Esto se refiere a la mencionada capacidad de reconocer y comprender las propias emociones y concluir qué poder tienen sobre sus pensamientos y comportamiento.
Si eres consciente de ti mismo, significa que estás familiarizado tanto con tus debilidades como con tus fortalezas, y eres muy consciente de los desencadenantes externos que pueden tener un gran impacto en ti y en tus emociones.
Por ejemplo, yo solía alterarme fácilmente cuando me interrumpían mientras hablaba. Sobre todo cuando se trataba de alguien a quien quería.
Mi novio solía hacerlo bastante a menudo, después de lo cual yo simplemente dejaba de hablar, diciendo que no importaba y que lo que quería decir no era importante después de todo.
Sin embargo, cada vez reprimía ese sentimiento en mi interior hasta que no se convertía en ira extrema. Entonces estallaba y le decía cosas muy hirientes a mi pareja.
Afortunadamente, me di cuenta de que esa no era la manera de afrontar este obstáculo. Me senté conmigo misma y me di cuenta de que el hecho de que me interrumpan en mitad de una frase me desencadena y no me gusta.
Entonces, se lo conté todo a mi pareja y le dije lo mucho que le agradecería que fuera más considerado y dejara de hacerlo. Entonces me dijo que su intención nunca fue hacerme daño, pero que por supuesto dejaría de hacerlo.
Todo se gestionó satisfactoriamente con una conversación sana que nunca habría ocurrido si yo no hubiera tomado conciencia de mis emociones.
2. Autorregulación
Si eres capaz de entender tus propias emociones, normalmente también eres capaz de controlarlas. Así pues, la autorregulación se refiere a la capacidad de gestionar las propias respuestas e impulsos emocionales y canalizar el propio comportamiento de una forma más sana y constructiva.
En pocas palabras: la autorregulación es la capacidad de pensar antes de hablar.
Esto se manifiesta mejor en los momentos en que las parejas están enfadadas entre sí. La ira a menudo nos ciega y nos vuelve mezquinos y groseros con la persona que amamos. Por eso decimos cosas malas que quizá no queramos decir.
A menudo le digo a mi pareja cuando estoy enfadada con él: “Déjame dormir la mona”. Puede parecer tonto y difícil dar la espalda a una discusión acalorada, pero a mí me ayuda mucho.
Me da tiempo para procesarlo todo, después de lo cual suelo sentirme menos enfadada y afectada por cierta cosa que me hizo enfadar. Después de darme un tiempo para pensar en todo, consigo ver el cuadro completo, lo que inevitablemente hace que mi respuesta sea más regulada.
No tienes que dormirte necesariamente. Puedes respirar hondo, permanecer en silencio un par de segundos e intentar ganar algo de claridad mental.
3. Motivación intrínseca
Estar motivado internamente es una parte muy importante de una relación sana.
Esto significa que una persona hace algo porque le mueven razones personales y el placer, y no el deseo de obtener algún tipo de recompensa o gratificación externa.
Por ejemplo, tu pareja te comprará flores todos los lunes no porque quiera algo a cambio, sino porque le encanta complacerte y verte feliz y sonriente.
Esto significa que su objetivo es tu felicidad, que luego se correlaciona inevitablemente con su propia felicidad.
4. Empatía
Del mismo modo que es importante reconocer y comprender tus propios sentimientos, también lo es reconocer y comprender los de los demás.
Y eso es la empatía. Es la capacidad de ponerse en el lugar de otra persona e intentar comprender todo por lo que está pasando.
La empatía es crucial para una relación sana y feliz. Cuando las parejas son empáticas entre sí, son capaces de imaginar lo que siente la otra persona, aunque no se parezca a lo que ellos sienten.
Por ejemplo, si compartes con tu pareja un determinado problema relacionado con el trabajo, y él te dice algo así como: “Entiendo por qué estás enfadado. Lo que dices tiene todo el sentido del mundo. Siento que tengas que lidiar con ello a diario. Yo en tu lugar me sentiría igual”. Ésa es una señal evidente de que tienes una pareja empática.
Otras formas de mostrar empatía incluyen bajar el ritmo y reorganizar tus prioridades, para que se alineen con las de tu pareja, escuchar activamente a tu pareja, apoyar sus decisiones, etc.
Y por último, pero no por ello menos importante, tenemos la capacidad de crear vínculos, conectar con la gente y gestionar las relaciones con otras personas.
Este es otro componente importante de la inteligencia emocional, pero es el que mucha gente no considera del todo importante cuando se trata de relaciones románticas.
Sin embargo, creo firmemente que, para tener una relación sana con tu pareja, tienes que tener conexiones con otras personas.
No podéis alienaros y ser autosuficientes el uno con el otro. Tenéis que tener amistades fuera de vuestra relación.