¿Por qué la trajiste a tu mundo cuando no tenías intención de quedarte? Ella no soñó con todos esos mensajes, conversaciones, miradas dulces y abrazos cálidos.
Fue real. Estuviste allí.
Actuaste como si esto fuera a llegar a algún lado. Hiciste esfuerzos. La hiciste sentirse especial. Todo iba genial y luego simplemente la dejaste. Sin explicaciones, sin nada.
¿Eres siquiera consciente del daño que causaste? No hay nada peor que despertar los sentimientos de una mujer sin tener la intención de amarla.
Pero sí tenías intención. La querías en tu vida. Te gustaba. Estabas tan enamorado de ella. Simplemente te asustaste.
Viajaste por ese camino y al ver que las cosas entre ustedes se ponían más serias, sentiste miedo de que su amor te atrapara. Sentiste como si no pudieras respirar. Sentiste que perdías tu libertad.
Entonces, hiciste lo que mejor sabes hacer: correr. Corriste de ella en lugar de enfrentar tus problemas. La dejaste desconcertada y la hiciste preguntarse si había algo que hizo para que la dejaras.
La hiciste cuestionarse si había algo malo en ella. La hiciste dudar si era suficiente. Y eso es imperdonable. No merecía ser tratada de esa manera.
Si querías terminar con ella, al menos merecía una explicación. Merecía una despedida apropiada. Merecía tu honestidad.
Pero era más fácil de esta manera, ¿verdad? Te acostumbraste a este tipo de situaciones. Te alejas cada vez que te sientes demasiado unido. Congelas tu corazón cuando estás frente a lo real.
Preferiste perderla que ser vulnerable. Tratas de convencerte de que ella no significaba nada para ti cuando sabes que eso no podría estar más lejos de la verdad.
Nunca te permites sentir demasiado. Tratas de bloquear esas emociones porque piensas que así estás más seguro. Sigues repitiendo el mismo escenario porque sientes que no mereces ser amado.
Pero si alguien te miraba como si fueras el mejor hombre del mundo, esa era ella. Te puso en un pedestal y en su corazón sabía que te merecía su amor.
Fuiste el último que ella pensó que la haría sufrir, pero lo hiciste. Todavía no es ella misma. Las heridas son demasiado profundas. Pero ella está luchando y no se rinde; eso es lo que la hace aún más especial.
Al echar a una buena mujer de tu vida, solo terminas hiriéndote a ti mismo. Te darás cuenta de lo que tenías cuando ya sea demasiado tarde.
Te preguntarás qué hubiera pasado si hubieras sido un poco más valiente. Si hubieras salido de tu zona de confort y tomado el riesgo, tal vez ahora no estarías tan atrapado en tus pensamientos.
No te estarías preguntando si hay alguien en su vida que disfruta de su sonrisa como lo hacías tú.
No te estarías preguntando si hay una manera de regresar a su corazón. Nunca pensaste que ella sería lo suficientemente fuerte como para ignorar todas tus llamadas y mensajes. Pensaste que ella esperaría para siempre.
Pero incluso las mejores y más amables mujeres se rinden cuando agotan todas sus fuerzas. Cuando ven que no tiene sentido aferrarse a alguien que no quería quedarse.
Si hubieras tenido suficiente coraje, tal vez habrías visto que tus miedos estaban equivocados. Tal vez hubieras descubierto que el amor no te atrapa, te hace libre cuando estás con la persona correcta.
Si dejaras de huir y te quedaras en sus brazos para siempre. Ese para siempre con ella te asustaba tanto, y ahora sabes que el para siempre sin ella da aún más miedo.