No duramos para siempre. Eso es algo que no comprendí hasta tiempo después. Mentiría si dijera que estaba totalmente preparado para ese momento.
Pero ya se sabe: el espectáculo debe continuar. Algunos se reirán de mí y me dirán que no duramos lo suficiente como para sentir la pérdida a un nivel tan profundo.
No entienden que realmente significabas algo para mí. Pusiste mi mundo patas arriba y siempre te estaré agradecida.
Claro que hubo momentos en los que no todo fue arco iris y sol, pero eso también forma parte de la vida. También me enseñaste los momentos difíciles y un lado diferente de la vida. A tu lado, me di cuenta de que no todo tiene que ser perfecto y de que la vida a veces puede sorprenderte de formas que ni siquiera habrías imaginado.
Para mí, eras como una rosa espinosa que aún no había recogido. No pude llegar a ti tan fácilmente, pero eso es lo que hizo que este viaje fuera tan especial para mí. Cada espina que cortaba mi piel dejaba una pequeña cicatriz que contaba su propia historia.
Esto me enseñó que hay que ser persistente en la vida. No importa cuántas veces fracases, tienes que volver a levantarte y esforzarte más. La vida es más fácil cuando tienes algo por lo que luchar.
Aunque no duramos para siempre, algunas de tus palabras siempre vivirán dentro de mí. Dejaste un impacto tan grande en mi vida que, a veces, todavía puedo sentir tu presencia.
Por la noche, cuando el mundo se queda en silencio y lo único que se oye son las almas susurrándose unas a otras, me quedo despierta pensando en cómo sería mi vida si no te hubiera conocido.
Sinceramente, sólo de pensarlo me pongo triste. Porque aunque no duramos para siempre, no lo cambiaría por nada del mundo.
A veces, las lecciones que aprendemos son más grandes que la experiencia, más grandes que nosotros. Me enseñaste a amar, pero lo más importante es que me enseñaste a amarme a mí misma.
No diré que mi vida cambió el día que te conocí, no. En realidad, cambió en el momento en que saliste de mi vida. Estaba completamente sola, pero tenía un nuevo comienzo.
Después, adquirí una perspectiva totalmente distinta, una nueva visión de la vida. Veía el mundo con otros ojos.
A partir de ese momento, dejé de ver el mundo como algo blanco o negro. Desde entonces, veo el mundo pintado de todos los colores.
Para ser sincero, nunca pensé que acabaría así. No, no estoy hablando de cómo no duramos para siempre. Estoy hablando de cómo afectaste mi vida de muchas maneras, sin siquiera darme cuenta.
A veces, ni siquiera estoy segura de que lo hicieras a propósito. Simplemente apareciste de la nada, hiciste tu magia y luego desapareciste tan silenciosamente como llegaste.
Me gusta cómo esta experiencia me convirtió en la persona que soy hoy. Aunque todo pueda parecer perfecto en un momento dado, a veces no está destinado a ser.
Te lo tomaste todo con humor. Claro que tenías esperanzas, pero nunca dejabas que tus expectativas fueran demasiado altas y sacaran lo mejor de ti. Rara vez te decepcionabas.
Al ver esto, me di cuenta de que me estaba abocando al fracaso. Le agradezco que me enseñara a buscar siempre puntos en común.
Te estoy eternamente agradecida por enseñarme que siempre hay una salida. Pero también te agradezco que me dijeras que a veces no puedes escapar de tu destino.
Simplemente estabas destinado a sucederme. Y aunque no duramos para siempre, no me arrepiento ni un segundo del tiempo que pasamos juntos.
Casi no quiero decir que me hiciste una persona más fuerte de lo que era antes, pero es cien por cien cierto. Me infundiste una esperanza y una fuerza inexplicables.
No duramos para siempre y eso está bien. De nuevo, esto es algo que me costaría concluir. Pero ahora, todo tiene mucho sentido.
Tú me hiciste la persona que soy hoy. No, me ayudaste a crecer para ser la persona que se suponía que debía ser. No me reprimiste, no me ignoraste.
Me ayudaste a salir de mi caparazón y a aceptar todo el amor que me daban. Del mismo modo, aprendí a expresar un te quiero sin pronunciar esas tres palabras en voz alta.
Por último, me hiciste darme cuenta de que en la vida sólo importan las pequeñas cosas. Me hiciste ver que el mundo podía ser mío, sólo si lo deseaba y trabajaba lo suficiente para conseguirlo.
Pero lo más importante es que aprendí a aceptar la verdad, por fea que sea o por mucho que duela. Al fin y al cabo, es mejor enfrentarse a la amarga verdad que envolverla con dulces mentiras.
Al final, siempre estamos agradecidos por las experiencias más dolorosas. Nos enseñan el verdadero valor de las cosas y los sentimientos. Además, nos abren otro mundo.
Mentiría si dijera que no dolió cuando todo terminó. Una vez que cerraste esa puerta tras de ti, un gran capítulo de mi vida se cerró con ella.
Pero esto significa que otro acaba de empezar. Lo que pasa en la vida es que hay que renunciar y sacrificar unas gotas para recibir un océano lleno.
Tal vez no duramos para siempre, pero probablemente no estaba destinado a durar para siempre, y eso está bien. Afortunadamente, tus palabras no se perdieron como un eco en la distancia.
Tus colores aún no se han desvanecido, ni siquiera con toda la lluvia intentando borrarlos. No duramos para siempre, pero me cambiaste para bien. Gracias.