Esto nunca fue lo que yo quería. Nunca quise enamorarme de tu sonrisa y tu tonto sentido del humor. Nunca quise anhelar que tus dedos rastrearan mi espina dorsal. Nunca quise quedarme atrapada y verte en cada rostro que se cruza en mi camino. No quería que afectaras mi vida tanto, que quedaras tan profundamente impregnado en todo lo que me importaba.
Nunca quise nada de esto. Nunca acepté esta angustia por la que me hiciste pasar. Nunca te pedí que te sintieras de la manera en que me hiciste sentir y nunca lo habría aceptado de una persona que no tenía intención de permanecer a mi lado.
La única persona de la que quería eso, era la persona que nunca me abandonaría. La persona que se aferraría fuertemente a mí. Pero ahora ya no sé dónde encontrarlo. No sé quién podría proporcionarme sensaciones tan sorprendentes como esas, cuando no puedo dejar de comparar a cada una de ellas contigo.
No puedo imaginarme cómo evitar que cada relación en la que entro se convierta en polvo. De convertirme en fracaso porque nunca pareces salir de mi mente. En el momento en el que me atrevo a creer que te he superado, que he avanzado, vuelves a aparecer y te apoderas de mí.
Necesito que me liberes. Necesito que me enseñes cómo dejarte ir, porque mi corazón no lo hará. Muéstrame cómo pasar de estar atrapada en el mismo lugar donde me dejaste varada. Cómo desterrar tus recuerdos para que dejen de plagar mi mente y mi vida. Cómo expulsarte de mi corazón donde has estado viviendo a costa mía por demasiado tiempo.
Dime cómo dejar de consumirme con preguntas. Preguntas como, ¿por qué no era yo la única persona que te importaba? ¿Por qué no me viste de la misma manera que yo te veía a ti? ¿Por qué no era todo para ti, como lo eras tu para mí? ¿Por qué no fui suficiente?
Estoy harta de todo esto, de personas que me preguntan por qué no funcionó, de preguntarme a mí misma por qué no fue así, cuando éramos tan perfectos juntos. Estoy harta de escuchar a todos asegurándome que volverás. Que fuimos demasiado buenos juntos para no encontrarnos de nuevo. Que estuvimos juntos por demasiado tiempo para ir por caminos separados y no volver a encontrarnos.
Estoy tan harta de todo eso y odio que escucharlos hablar de ti alivia mi dolor. Odio que me haga feliz escuchar que todos creen que estábamos destinados a ser juntos. Odio el hecho de que verte, aún hace que mi estómago explote de emoción. Odio que todavía me obsesione con mi aspecto cuando pasas por mí lado porque quiero que me veas y te caigas de espaldas. Todavía quiero que me mires y desees que sea tuya. Odio que todavía quiero que sientas cosas cuando me ves.
Odio los sentimientos y pensamientos que tengo sobre mí después de eso. La vergüenza y la ira contra mí misma por aferrarme a algo. Por no saber cómo aflojar el agarre. Odio que todo esto me haga pensar que ya no podré superarte. Odio esta confusión que me causas.
Se suponía que después de todo este tiempo debería estar en paz con el “por qué” las cosas salieron así. Con nosotros cayendo a pedazos y contigo con ganas de irte. Con el hecho de que no abrirás los ojos milagrosamente una mañana y verás qué terrible error has cometido.
En cambio, estoy aceptando el hecho de que nunca abandonarás mis pensamientos. Con el hecho de que nunca dejaré de desearte y nunca dejaré de anhelarte. Nunca dejaré de sentirme muy alegre cuando me digan que estamos destinados a estar juntos.
Estoy aceptando que, incluso después de todo el mal que me has hecho, nunca olvidaré que mis días más felices también las pase contigo. Incluso si nunca vuelves a buscarme, si nunca tratas de compensarme por todo el daño que me has causado, mi corazón seguirá latiendo por ti.