Skip to Content

A los amigos que nos quieren por lo que realmente somos

A los amigos que nos quieren por lo que realmente somos

A los que han estado allí todo el tiempo y a los que siguen demostrándonos que siempre estarán allí.

Nos amarán, seamos ricos o pobres, fracasemos o tengamos éxito, estemos perdidos o en el camino correcto. Siempre están ahí. Siempre nos hacen sentir amados. Siempre nos hacen sentir que pertenecemos, que seguimos siendo parte de algo maravilloso, que seguimos siendo queridos y que seguimos siendo necesarios.

A aquellos que pudieron haberse ido fácilmente pero decidieron quedarse porque nuestra amistad es más fuerte, nuestra amistad es real y porque su mundo es mejor cuando estamos en él.

A los que hacen que nuestro mundo sea cada día mejor, con sus recuerdos, sus historias, sus acciones, sus gestos y todas las pequeñas maneras en que nos muestran lo mucho que les importa y lo que significamos para ellos.

A los que no nos juzgan cuando caemos o nos patean cuando estamos en el suelo, a los que tratan de levantarnos y llevarnos de vuelta a la realidad, a los que nos curan cuando estamos quebrados y nos abrazan cuando estamos sufriendo.

A los que nos hacen creer en el amor porque nos aceptan por lo que somos y nos aman de todos modos. Nos adoran con nuestro desorden, nuestras locas elecciones, nuestras extrañas rarezas, nuestra loca familia y nuestro tonto pasado. Nos aman por nuestro corazón, no olvidan las noches en que nos expusimos y les contamos nuestros secretos, las noches en que nos quedamos despiertos hablando de nuestros miedos y del futuro y no olvidan los momentos en que fuimos nosotros y ellos contra el mundo. Los momentos en que supimos que este tipo de vínculo y amistad nunca serán reemplazados porque es único.

A los que todavía se hacen tiempo para nosotros, ya sea que estén ocupados en el trabajo o casados o cuidando de sus hijos. Los que nos demuestran que siempre seremos importantes para ellos y que siempre encontrarán un lugar para nosotros en sus vidas. A los que no desaparecen con el paso del tiempo, a los que no se dan la vuelta cuando los necesitamos y a los que siguen mostrándonos cuánto es amable y permanente su amor.

A los que siempre estarán “para siempre” en el mundo de lo temporal. Gracias por todo. Gracias por no rendirte con nosotros. Gracias por su amistad. Es un honor. Es un honor.