Gracias a que me heriste, soy más feliz que nunca. A la persona que me hizo sentir que yo no era suficiente —gracias.
Gracias por siempre hacerme sentir que tenía que intentarlo con más ahínco. Me enseñaste a nunca rendirme. Te necesitaba, o al menos creía que te necesitaba, asi que luché y luché por tí, incluso cuando ya había superado el punto donde debería haberme rendido. Pero nunca lo hice. Así que tú me mostraste que tan lejos puedo llegar presionándome a mi misma antes de quebrarme. Por eso, gracias otra vez.
Gracias por pelear conmigo. Gracias a que tu peleaste conmigo, aprendí a escoger mis batallas. Ese es un conocimiento muy importante para la vida. Las batallas que no son luchadas no se pierden; simplemente no valen la pena pelearlas. A partir de tí, he elevado mi nivel de entendimiento y comprensión. Me he vuelto más madura acerca de las cosas, y lo creas o no, a veces, realmente tengo razón.
Así que gracias por mostrarme que no toda pelea vale la pena.
Gracias por los buenos momentos. Cuando eran buenos, eran fantásticos. Pero cuando eran malos, eran horribles. No puede negarse que la hemos pasado bien juntos. Las risas, las bromas privadas y la planificación de nuestro futuro. Todo me preparó para la vida. Me ayudó a darme cuenta de que puedo compartir mucho de mi vida con alguien. Me dio la confianza para ser yo misma en mi nueva relación, y él lo acepta.
Gracias por permitirle a alguien mas disfrutar de la vida conmigo.
Gracias por dejarme amarte. Amarte fue agotador emocionalmente. Te amé, y amé, y amé, esperando que tal vez algún día tú también me amarías, pero nunca lo hiciste. Pero gracias a que te amé con todas mis fuerzas, me probé a mí misma que alguien algún día podría llegar a amarme asi. Amo mejor ahora, sin limitaciones; libremente, porque finalmente encontré a alguien que me corresponde. Tú me quisiste cuando yo estaba loca por ti, cuando me necesitaste para algo o cuando te sentías culpable. Nunca se trató de nosotros. Gracias por mostrarme lo que el amor no es. Gracias a eso, puedo amarme a mí misma infinitamente.
Gracias por engañarme. Guau, nunca pensé que escribiría esa frase. Te heriste a ti mismo, y por supuesto, me heriste, pero me hiciste más fuerte. La frase que siempre se repite en mi cabeza: “Te engañe; no te merezco, pero tu encontrarás a alguien que si te merezca”.
Tenías razón. No me mereces y nunca me mereciste. Y también tenías razón: encontré a alguien que si me merece. Gracias a ti, no soy tan débil. No me quiebro tan fácil. Y ahora me paro sobre mis propios pies. Si, tú me hiciste insegura porque alguien en quien invertí más de un año de mi vida, lo tiró todo por la borda sin una buena razón. Pero agradezco que lo hayas hecho. Tenía que aprender a levantarme y a amarme a mí misma. Tenía que tener la fortaleza de sonreír a través del dolor. Desde entonces, no podría ser más feliz. Aprendí a amarme a mí misma y en el proceso, encontré a alguien que me ama más que eso.
Él ve mis defectos y me ama de todas formas. Él me entiende. Él me acepta como soy.
Si no fuera por ti, nunca hubiese experimentado el dolor. Pero si no fuera por ti, nunca estaría donde estoy ahora. Gracias por construirme. Amaba la idea de quien creía que eras, pero nunca pude amarte realmente. Planifiqué un futuro en mi cabeza y traté de hacerte encajar en él, pero tu tenías demasiado temor al compromiso. Lo único que debiera haber hecho todo el tiempo era darme cuenta de que Dios ya tenía planificado mi futuro, y tu no estabas incluido en el. El me dio a la persona alrededor de la cual estaba planificado mi futuro. Y por extraño que parezca, se ve muy parecido al que yo misma tenía planificado en mi mente…excepto que en este yo estoy sonriendo.