Ella es fuerte, porque está en constante batalla con su ansiedad. Una voz le dice que es débil. Que no debería hablar. Que no debería salir de su cama.
Algunos días, ella escucha todo lo que esa voz le dice. Pero otros días, ella encuentra el poder de ignorarla. Ella encuentra la fuerza para salir de su cuarto. Para socializar. Para sonreír.
Ella es fuerte, porque aparece, incluso cuando está temblando. Ella habla, incluso cuando su voz se quiebra. Ella sigue respirando, incluso cuando su respiración es temblorosa.
Sería más fácil para ella cancelar los planes con sus amigos, rechazar citas, faltar a clases, llamar al trabajo y decir que está enferma… y a veces, lo hace. En ocasiones, la idea de estar alrededor de las personas es demasiado para ella.
Pero la mayoría del tiempo, ella hace lo que tiene que hacer. Apaga su alarma. Se baña. Se cambia. Y luego hace lo suyo.
Por supuesto, se distrae durante el día. La cosa más pequeña puede hacer que su mente dé vueltas. Un mensaje de texto de alguien de quien no esperaba saber nada. Un correo electrónico al que no está segura de cómo responder. Una mirada extraña de uno de sus compañeros de trabajo o de uno de los chicos que le gusta.
Ella sufre de constante autoconciencia, pero lo deja a un lado. Ella ignora la manera en que cree que todos la miran, la juzgan, y se esfuerza por ser productiva. Se obliga a concentrarse en lo que importa.
Se rehúsa a dejar que la ansiedad controle su vida. No dejará que pensamientos oscuros eclipsen los positivos. Ella está motivada a ser la mejor persona posible.
A veces, su ansiedad la hace sentirse débil. De menos. Como que si no mereciera estar en la misma habitación que las personas que pueden hablar con extraños como si se conocieran desde hace años.
Pero, a pesar de que se sienta inferior, eso está lejos de la verdad. Es una luchadora. Alguien increíble. ¿Por qué no puede ella ver eso?
Ella trata muy duro. Ella pone tanto esfuerzo. Y ella ha llegado tan lejos.
Algunas personas raras veces se atreven a salir de su zona de confort, pero ella está fuera de su zona de confort cada maldito día. Ella se preocupa por qué decir o qué ponerse o dónde estacionarse. Ella nunca se relaja. Ella siempre está nerviosa.
Es por eso que ella siempre está aprendiendo. Siempre creciendo. Cada segundo de cada día.
Claro, hay momentos en los que sufre de contratiempos. Cuando no dice ni una tan sola palabra por horas. Cuando se queda en pijamas y pospone bañarse. Pero hay otras veces en las que encuentra el coraje para decir lo que piensa. Cuando se sorprende ella misma de lo valiente que puede ser.
Ella probablemente aún no se dé cuenta, pero las chicas con ansiedad son las más fuertes del mundo, porque nunca han tenido un minuto de paciencia. Porque ellas siempre están luchando… y ellas siempre están ganando.