Después de haber pasado cinco años, puedo decir que ya soy una madre soltera veterana. Durante este tiempo he estado en una montaña rusa emocional constante. Me he sentido la reina del universo por haber conseguido en solo un mes que mi hijo utilizara el retrete, en un pánico absoluto a las 3 de la mañana por que tenía 40 de fiebre, e incluso haciendo un baile en plena calle después de dejarlo en la guardería.
“Soy libre”, pensaba … a pesar de que me dirigía directamente al trabajo. Luego está ese profundo sentimiento de culpabilidad por ver crecer a mi hijo sin su padre y el cansancio de tener que hacerlo todo yo sola. Ser madre soltera es tan difícil como parece, pero eso no significa que no me guste.
La vida social no surge sola, hay que trabajarla
Las horas felices de la oficina, la fiesta de la joyería de una novia y una cita improvisada, todas pasan a segundo plano por tu hijo (y también lo hacen las citas dentales y las pedicuras). Como único padre, te necesitan en casa tanto físicamente como emocionalmente. Pero ten cuidado: es importante no convertirte en una reclusa, o sentir lástima por ti misma. ¡Solo acostúmbrate a planear con anticipación tus salidas (y tú, sin duda, deberías salir)! Tener una “noche de chicas” programada en tu iCal, o dejar que tu amigo te arregle una cita a ciegas te dará algo emocionante, algo “adulto” que esperar y te hará pensar positivamente.
Te partirás el culo trabajando – pero seguirás sintiendo que “no llegas a la orilla”
Sinceramente, después del colegio y con el tráfico a tope, aunque salga a las 5 en punto, a veces llego tarde al trabajo. Obviamente, no tengo otra opción, ya que no hay otro padre para turnarnos. Pero, ¿por qué sentirse culpable? Aprendí a zampar una ensalada y trabajar durante el almuerzo, e incluso acepté que tendré que terminar el trabajo después de que mi pequeño se acueste. Solo ten cuidado con no desgastarte demasiado. Necesitas una noche para ti de vez en cuando, meterte en la cama y comer (o no) helado mientras ves un reality en la tele.
¡Las citas son un acto de malabarismo, pero son factibles! (¡hazlo!)
Me llevó unos cuatro años empezar a salir de nuevo, y no me lo tomo nada a la ligera cuando se trata de presentarle un chico a mi hijo. Eso todavía me parece fuera de los límites. Lo que significa que actualmente estoy viviendo en dos mundos. En el de noche salgo a cenar y bebo mis copitas de vino, como cualquier otra mujer soltera y en el otro estoy en casa con el amor de mi vida donde al mismo tiempo que cocino, busco una mano microscópica de un juguete de Lego y canto el abecedario- y, si, vale, le estoy mandando un mensaje a mi próxima cita. De hecho, me gusta compartimentar mis vidas como madre y como mujer de citas. Es agradable salir de vez en cuando, tomar una copa y recargar las pilas. Siempre me siento renovada después de salir y muy emocionada por reanudar mis tareas de madre.
Siempre duele hablar del padre ausente
Criar a un bebé o a un niño pequeño por sí sola es muy diferente a criar a un inquisitivo niño de cinco años cuyos amigos tienen madres y padres que viven juntos o ambos están involucrados. Cuando mi hijo pregunta por su padre, respondo con sinceridad, rápidamente y luego cambio de tema (consejo que obtuve de un psicólogo infantil). Nunca digo nada negativo y sé que esta conversación evolucionará a medida que mi hijo crezca y sea más curioso. Por lo tanto, planifique con anticipación cómo responderá. Y puede estar segura de que es normal que se sienta triste, con ansia, culpable o incluso furiosa después de tener esta conversación difícil. Solo trata de mantener la calma con tu hijo.
Definitivamente necesitas ayuda
El instinto de una madre soltera la hace sentir que necesita hacerlo todo sola, pero eso no es ni realista, ni racional. A pesar de lo que tus amigas mamás aparentemente perfectas dicen o hacen, nadie es súper mamá. Pide ayuda y acepta ayuda, especialmente si eres una madre soltera, como yo, sin ningún otro padre para colaborar. Sé que “estar conectado” las 24 horas, los 7 días de la semana me lleva al agotamiento, entonces digo sí cuando familiares y amigos se ofrecen para cuidar a mi niño (y les “pago” con una tarjeta regalo para alguna cafetería o devolviéndoles el favor con sus hijos). Al principio, será difícil aflojar las riendas del control, pero se sentirá reconfortada al saber que la ayuda está a una llamada de distancia.
Te convertirás en una tacaña
No importa cuánto dinero ganes, automáticamente recortaras gastos y reconsiderarás tus compras. Además de las obligaciones financieras básicas que conlleva criar a un pequeño ser humano, se sumarán los seguros de vida, la atención médica y un plan de ahorro para la universidad. La manutención de los hijos (si la hay), usualmente ayuda con los gastos básicos. Pero además del cuidado médico y los relacionados con su crianza, siempre surgen gastos adicionales como inscripción en las Pequeñas Ligas, fiestas de cumpleaños, entradas de cine. Y a pesar de sentirse fortalecida por poder mantener dos personas a la vez, se volverá paranoica sobre lo que pasaría si perdería su trabajo actual. La verdad es que me siento una madre increíble sabiendo que mi hijo tiene un fondo universitario, y que eso en parte se debe a que llevo colgado del hombro el mismo bolso desde hace dos (¿o tres?) temporadas. ¡Me encanta mi bolso semi vintage!