Skip to Content

A la mujer que ama pero que no es amada

A la mujer que ama pero que no es amada

Tus ojos solían estar llenos de fuego. Tu corazón solía latir con toda su fuerza. Solías irradiar con energía positiva. Solías ser tan feliz.

Pero cuando te miro a los ojos ahora, sólo puedo ver los restos del fuego que era glorioso. Cuando pongo mi mano en tu corazón, apenas puedo oír sus latidos.

Cuando te veo, veo la nube negra en tu cabeza, siguiéndote a donde quiera que vayas.

Cuando te veo ahora, estoy tratando de encontrar a esa mujer feliz, pero desafortunadamente, ya no está allí.

Se perdió por un hombre al que le importa un bledo. Ella le dio todo su amor. Ella hizo sacrificios por él, y lo puso en primer lugar.

Pero él no le dio nada de su amor. Se negó a sacrificarse por ella, y nunca, nunca, nunca la puso en primer lugar.

La vida que vive ahora no es una vida. Está sobreviviendo día a día. Ella enfrenta batallas internas todos los días, pero no puede rendirse con él.

Y sabe que quedarse con él nunca la ayudará a conseguir el amor que necesita. El amor que ella, por otro lado, regala tan desinteresadamente.

Ella era tan feliz hasta que lo conoció. Él fue su primer amor, su primer beso, el hombre al que se entregó por completo.

Estaba convencida de que él era lo mejor que le podía pasar. Pero la dura verdad es que él era lo peor que le podía pasar a ella.

Y ella lo sabe. Ella sigue luchando por él, esperando que se despierte y se dé cuenta de lo que ha estado haciendo todo el tiempo.

Ella se esfuerza tanto para que él le preste atención, pero nunca lo logra.

Ella se preocupa por él. Ella escucha lo que él tiene que decir. Ella sigue todas las reglas. Y lo único que quiere a cambio es un poco de amor. Pero nunca lo entiende.

Las únicas cosas que recibe son insultos, negligencia, gritos y falta de respeto.

Pero ella no se rinde. Ella mantiene todas las lágrimas en sus ojos incluso si hay un río de lágrimas en ellos.

No quiere llorar delante de él. Ella no quiere que él vea la mezcla de sus lágrimas y su rímel. Ella será fea entonces, y sólo quiere ser bella para él.

Así que ella recoge los pedazos de su corazón roto y una vez más se va a llorar hasta quedarse dormida. Ella sigue preguntando a Dios por qué el amor tiene que ser tan duro.

Ella quiere desesperadamente algunas respuestas, pero nunca las obtiene.

Pero lo que no ve es que la respuesta está a su lado. El espacio vacío donde debería estar durmiendo es razón suficiente para que ella se vaya.

Ella lo mira, lo toca y siente su olor, el olor de un hombre que solía sostenerla en sus brazos.

El hombre que dijo que siempre la amará, pero se dio por vencido con el primer bache en el camino.

El hombre que le hizo el amor toda la noche, apasionada, sensual y de maneras que ella no sabía que existían.

El hombre que la persiguió, prometiéndole el mundo entero pero haciéndola arrepentirse de haberle dejado entrar en su vida poco después.

Ese mismo hombre la mira ahora con frialdad. No le importa que tenga bolsas oscuras bajo los ojos.

A él no le importa que ella sufra todas las noches, tumbada a su lado y sin poder tocarlo. Porque cada vez que ella hace eso, él dice que está cansado.
Ella está desesperada porque él le da la atención que tanto anhela a las mujeres que no lo merecen. Está viva, pero muere todos los días.

Ella muere porque lo quería todo, pero no tiene nada. Ella muere porque le duele estar con él, pero no es lo suficientemente fuerte como para alejarse.

Y seguirá quedándose hasta que se dé cuenta de que el hombre al que le dio todo nunca la amará. Sólo cuando ella vea que estar con él es en vano, se irá.

Y la única vez que volverá será para ver lo lejos que ha llegado.