Skip to Content

Echarás De Menos A La Chica Que Se Esforzó MUCHO Por Retenerte

Echarás De Menos A La Chica Que Se Esforzó MUCHO Por Retenerte

Llega un día en que, en medio de tus obligaciones cotidianas, te das cuenta de lo mucho que la echas de menos.

A ella, la chica que lo dio todo, que se esforzó tanto por mantenerte a su lado, pero tú eras demasiado egoísta e imprudente como para preocuparte.

Quizá no te des cuenta hasta entonces de lo mucho que la echas de menos y la necesitas en tu vida.

Tal vez estarás de fiesta con los chicos, ahogándote en alcohol cada noche sin tener que responder a los mensajes de texto de nadie: “¿Estás a salvo? ¿Cuándo volverás a casa?”.

Quizá por fin tengas la oportunidad de acabar cada noche con una chica diferente en la cama, sólo para mandarla a casa con resaca por la mañana.

Quizá estés sentado en el salón de tu casa, comiendo comida para llevar sólo Dios sabe qué noches seguidas, y bebiendo tu refresco, recordando que antes había alguien que se burlaba cariñosamente de ti por tu estilo de vida poco saludable.

Quizás te levantes un día con la decisión de hacer un cambio en tu estilo de vida y empezar por fin a cuidar de tu cuerpo.

Te vestirás, te pondrás las zapatillas de correr y saldrás a correr. Y en la esquina de una calle que conoces demasiado bien, sentirás el aroma del jazmín que alguien plantó en su balcón.

Y entonces te darás cuenta. Es entonces cuando recordarás cuánto la echas de menos.

Echarás De Menos A La Chica Que Se Esforzó MUCHO Por Retenerte

Ella solía oler a jazmín, ¿verdad? Ese era su aroma favorito y característico. Antes te resultaba indiferente, pero ahora desearías robar la planta y llevártela a casa.

La nostalgia y los remordimientos se apoderarán de ti. Recordarás todas las veces que te invitó a hacer footing con ella, pero tú te negaste porque querías pasar un rato a solas.

Recordarás cómo te preparaba comidas nutritivas y el café más delicioso del mundo. ¿Cuándo fue la última vez que tomaste un café tan increíblemente bueno?

En medio de tu carrera, mientras sigues hipnotizado por el olor a jazmín, sentirás la tentación de ir a comprobar si está allí, en esa cafetería donde la viste por primera vez, sentada en una mesa para dos junto a la ventana, leyendo su libro, bebiendo su café y comiendo su cruasán.

Te dirás a ti mismo que es mejor no ir allí, pero algo dentro de ti te empujará hacia ese lugar.

Y como era de esperar, ella estará allí, en su sitio de siempre. Te parecerá fresca, como si de repente se hubiera liberado de la carga que llevaba encima.

Tendrá mechas en el pelo y llevará su viejo jersey rosa de cachemira que antes odiabas, pero que ahora darías cualquier cosa por volver a sentir su suavidad bajo tus dedos.

No podrás oírla, pero sabrás que se está riendo a carcajadas porque su sonrisa será el doble de amplia de lo que solía ser… cuando estaba contigo.

Pero, ¿con quién se ríe?

Es entonces cuando se da cuenta de que no está sola. Hay un hombre sentado a su lado, jugando con sus dedos con la mano izquierda, mientras le acomoda el mechón de pelo detrás de la oreja con la derecha.

En medio de su risa, mirará por la ventana y le verá a usted, de pie al otro lado de la tienda, mirándola con nostalgia.

No hará gran cosa. Sólo sonreirá y te saludará, y sabrás que está en paz consigo misma. Sabrás que ya no eres su tormenta, sino una simple brisa.

En sus ojos, verás el mismo brillo de siempre, pero sabrás que ya no está ahí por ti. Tampoco está ahí por el otro hombre.

Ella brillará por sí misma.

De alguna manera, sabrás que por fin se ha dado cuenta de lo valiosa e increíble que es, y del potencial que casi desperdició contigo.

En ese momento la echarás aún más de menos. Recordarás todas las veces que la diste por sentada, todas las noches que lloró hasta quedarse dormida porque no contestabas a sus llamadas y todas las mañanas que vino a verte como si no hubiera pasado nada la noche anterior.

Echarás de menos cómo te animaba a hacer más cosas porque era la única que creía que podías. Cómo te apoyaba en cada una de tus decisiones, aunque ambos supierais lo tontas que eran algunas de ellas.

Echarás de menos cómo te acariciaba el pelo cuando veíais algo juntos y cómo te daba masajes cuando te sentías tenso.

Echarás De Menos A La Chica Que Se Esforzó MUCHO Por Retenerte

Echarás de menos todos los momentos en los que intentaba explicarte entre lágrimas lo mucho que te quiere y lo mucho que le rompen el corazón las cosas que le haces.

Incluso su pasión y sus ganas de trabajar en vuestra relación, aunque sabía que tú no estabas dispuesto a esforzarte ni la mitad que ella.

Incluso echarás de menos el día que la viste salir de tu apartamento por última vez. El día que por fin decidió que ya era suficiente.

El día en que se dio cuenta de que merecía algo mejor y de que nunca se trató de que ella no fuera suficiente para ti, sino de que tú no eras suficiente para ella.

Entonces, la verás con el nuevo hombre, feliz y sonriente, y desearás desesperadamente cambiar de lugar con él. Querrás ser el hombre para ella, nunca lo fuiste antes, pero sabrás que se te ha acabado el tiempo.

Notarás un anillo de diamantes en su dedo, y sabrás que llegas terriblemente tarde.

Hay algo en querer a alguien que ya no puedes tener. Y tendrás que vivir con eso por el resto de tu vida.

Claro, también encontrarás a alguien nuevo. Sentarás la cabeza, formarás una familia y por fin tendrás una vida de adulto con cosas de adulto que hacer.

Pero siempre echarás de menos a la chica que se esforzó por retenerte y casi se pierde en el intento.