Sé que a veces haces daño.
Lo que sea que te haya pasado, ya sea que una relación haya salido mal o que numerosas relaciones continúen saliendo mal hasta que la cabeza te dé vueltas. Tal vez ha habido problemas familiares. Tal vez has visto abuso emocional, verbal y físico. Tal vez te han intimidado. Tal vez hayas superado un trastorno alimentario. Tal vez has experimentado o visto adicciones, ya sea abuso de alcohol o drogas. Tal vez usted lucha con sus propias batallas internas y batallas contra la salud mental, ya sea depresión, suicidio, ansiedad o cualquier otro tipo de batalla que caiga en esa categoría.
Sea lo que sea que te haya pasado, quiero que sepas lo orgulloso que estoy de que continúes intentándolo sin importar cuántas veces puedas tropezar o recaer o cometer un error o soportar una nueva batalla en tu día.
Todas estas cosas te han hecho una persona mejor, más fuerte y más bella, aunque no parece justo que las cosas hayan sido más difíciles para ti que para los demás.
Pero sabes mucho más sobre el mundo que aquellos que no han soportado la lucha.
Y piensas: “Vaya, ya he pasado por mucho”.
Algunos días sólo reflexionas sobre todo lo que te ha pasado y te sorprende un poco que sigas y que las partes feas del mundo no hayan sido lo suficientemente horribles como para quebrarte.
Porque tú y yo sabemos que ha habido momentos en los que te preguntaste si podías seguir adelante o si podías seguir intentándolo o seguir sufriendo.
A veces es como un paso adelante y unos pocos atrás.
Y el fondo es un lugar que conoces muy bien.
Y justo cuando piensas que las cosas no pueden empeorar, lo hacen de alguna manera. Y empiezas a caer más fuerte y tratas de alcanzar algo, pero no hay nada a lo que agarrarte. Y te das cuenta de que en esos momentos de caída la única persona en la que puedes confiar eres tú mismo. La única persona que puede superar esto con tanta gracia eres tú. La única persona que puede controlar cómo respondes a lo que sucede después eres tú.
Así que tocas fondo duro y rápido y tal vez te quedas abajo por un rato. Tal vez te sientas mal por ti mismo. Quizás ha habido lágrimas que nadie sabe que estás llorando. Pero una vez que terminas de llorar, te limpias las lágrimas y lo intentas de nuevo. Porque eres más fuerte que cualquier cosa que haya intentado destruirte en este momento.
Pero has llegado hasta aquí.
Y te das cuenta de que a pesar de algunos de estos reveses no se compara con el lugar al que vas o la motivación para llegar allí. Porque aún no hay nadie que te haya quebrado.
Te das cuenta que a pesar de lo roto que te sientes por dentro a veces, admiras el reflejo de la persona que te mira. Porque bien mierda que has pasado por mucho.
Y nadie te da palmaditas en la espalda o dice un buen trabajo porque muchas de las batallas con las que te enfrentas no tienen ni idea. Eso requiere fuerza para luchar contra tus propios demonios o batallas y tienes que estar en silencio sobre la lucha.
Pero estoy tan orgullosa de ti y de la persona en la que te has convertido como resultado de esto.
Pero sigue adelante.
Nunca te rindas. Nunca pienses que cualquiera que sea el obstáculo que se te presente es algo que no puedes manejar porque puedes lograrlo.
Pasar por muchos momentos difíciles te enseña a apreciar el mundo de una manera que otros nunca podrán hacer y eso te hace muy bella.