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5 Formas En Que Las Mujeres Que Valoran La Inteligencia Emocional Afrontan Los Problemas De Pareja

5 Formas En Que Las Mujeres Que Valoran La Inteligencia Emocional Afrontan Los Problemas De Pareja

Mantener una relación romántica con alguien implica a menudo enfrentarse a problemas y situaciones difíciles. Son inevitables y forman parte de toda relación y, contrariamente a lo que mucha gente cree, pueden ser muy beneficiosas.

Lo importante no es centrarse únicamente en el problema, sino en cómo afrontarlo y asegurarse de que potencialmente no vuelva a ocurrir.

La resolución constructiva de los problemas es la clave de cualquier relación sana y es el área de especialización de toda mujer emocionalmente inteligente. La forma en que ella afronta los problemas de pareja es algo de lo que todo el mundo debería ser testigo y aprender.

Así que, sin más preámbulos, aquí están las cinco formas más comunes en que una mujer emocionalmente inteligente se ocupa de los problemas dentro de su relación.

1. En lugar de estresarse por las cosas que no puede cambiar, una mujer emocionalmente inteligente se centra en las cosas que sí puede cambiar.

A veces, cuando una mujer está en una relación, puede ser tan fácil para ella estresarse por las cosas que su pareja no hizo o hizo, pero de una manera diferente a la que está acostumbrada.

“¡No puedo creer que haya vuelto a doblar así nuestras sábanas! ¿No le he dicho cómo hacerlo correctamente cien veces, si no más?”.

Una mujer emocionalmente inteligente nunca se estresará por las cosas que no puede cambiar. En cambio, concentrará su energía en las cosas sobre las que realmente tiene control.

Esto se conoce a menudo como “la regla del cartón de leche”. Esta regla se basa en un problema de un libro de texto de psicología en el que el marido se enfada repetidamente porque su mujer sigue dejando el cartón de leche fuera de la nevera, dejándole la leche caliente después.

Su terapeuta le señala que la clave para que su matrimonio funcione no es centrarse en el problema que, obviamente, él no puede cambiar, sino buscar una solución en otro lugar, como comprar dos cartones de leche: uno para él y otro para ella.

Así, en lugar de forzar a su pareja a cambiar, una mujer emocionalmente inteligente resolverá el problema trabajando en el área que sí puede controlar.

2. Siempre fomenta las discusiones abiertas y los desacuerdos sanos

Una mujer emocionalmente inteligente nunca se echa atrás ante una conversación abierta. De hecho, las fomenta y da la bienvenida a los desacuerdos sanos. A menudo se guía por las palabras “Discrepa y comprométete”, que es un principio que puede ser extremadamente beneficioso para cualquier tipo de relación.

Este principio establece que toda persona puede estar en desacuerdo con otra. Pero una vez tomada la decisión final, tiene que comprometerse con ella, a pesar de que no le guste o no la apoye.

Por ejemplo, mi pareja y yo visitamos Viena a principios de año. Al tercer día de viaje, cuando era él quien organizaba las cosas que íbamos a ver, me vino la regla y no me apetecía nada salir de la habitación del hotel.

Le dije que no me apetecía salir, pero me sugirió que me tomara los analgésicos, bebiera un té y, a pesar de todo, me fuera de excursión.

Al principio me enfadé porque pensé que ni siquiera le importaba mi estado. Pero la verdad es que me habría dolido aunque me hubiera quedado en la habitación del hotel.

Así que me fui con él, conocí una ciudad preciosa, paseé con mi pareja (lo que alivió considerablemente mis calambres) y, en general, intenté mantenerme positiva en aquella situación.

Aunque no estaba de acuerdo con su decisión, me comprometí a hacerlo y acabé pasándolo bien y teniendo recuerdos increíbles.

3. Una mujer emocionalmente inteligente se permite cambiar de opinión sobre algo

Cuando discute con su pareja, una mujer emocionalmente inteligente no es orgullosa. Sabe que puede estar equivocada en muchas cosas y se permite acoger de buen grado una opinión diferente.

Se obliga a escuchar atentamente lo que su pareja tiene que decir y no tiene problema en adoptar nuevas ideas. Esto se conoce como “la regla del replanteamiento” y es muy importante para que una relación funcione bien.

Como es tan fácil apegarse emocionalmente a tu creencia y como a nadie le gusta que le demuestren que está equivocado, permitirse cometer errores puede ayudarle a mantener sus emociones bajo control y ser beneficioso para su crecimiento.

4. Siempre ayuda primero a su pareja

Una mujer emocionalmente inteligente siempre ayudará primero a su pareja, aunque también sea ella la que necesite ayuda. No lo hace porque no valore su valor, sino porque es consciente del poder de la empatía.

Cuando nos enfrentamos a una situación difícil, es natural pensar: “¡Eh, soy yo quien necesita ayuda! Ahora no puedo ayudar a otra persona”.

Pero, al ayudar primero a otra persona (especialmente cuando ese alguien es tu pareja), le estás demostrando que es tu prioridad, lo que hace que vuestro vínculo sea más fuerte y le motiva a ser sensible a tus necesidades y a ayudarte a ti también.

5. Siempre intenta entender la situación desde la perspectiva de su pareja

Y por último, una mujer emocionalmente inteligente nunca saca conclusiones precipitadas. Siempre intenta ponerse en el lugar de su pareja y comprender la situación desde su punto de vista.

Supongamos que su marido se ha olvidado de sacar la basura. En lugar de decir: “Dios mío, no me puedo creer que se le haya olvidado hacerlo. ¿Acaso le importa? ¿Cómo ha podido hacerlo?”, intenta comprender por lo que probablemente ha pasado.

“Oh, tal vez tenía prisa esta mañana y se olvidó por completo. O quizá tenía las manos ocupadas y simplemente no pudo sacar la basura” es algo que una mujer emocionalmente inteligente pensaría que ha ocurrido.

Es increíblemente fácil juzgar a alguien cuando no estás en la cuerda floja. Pero la cuestión es que la mayoría de nosotras habríamos hecho lo mismo si nos hubiéramos encontrado en la misma situación.

Por eso, una mujer emocionalmente inteligente siempre intenta comprender los motivos y sentimientos de su pareja, antes de juzgar sus acciones. A esto se le suele llamar “la regla del ajedrecista”.