La cosa acerca de un alma rota es que realmente no puedes ver que está rota con sólo mirar a la persona que la posee. Ni siquiera una chica con el alma rota puede verlo, pero puede sentir cada pedazo destrozado doliendo.
Las almas no se rompen tan fácilmente. Lleva tiempo. Una vida dura combinada con un amor no correspondido hacía pequeñas grietas. Uno tras otro. Hasta que todo se vino abajo, desmoronándose dentro de ella, en un millón de pequeños pedazos, como un espejo roto.
Pero, desde fuera, ese espejo está entero. Sólo da una imagen exterior. Y todos esos pedazos están dentro de ella, para que nadie los vea. Lleva una sonrisa en el exterior. Una sonrisa tan bella que nadie podría adivinar todo por lo que ha pasado esa chica. A veces, ella misma no puede creerlo.
No sabe de dónde saca la fuerza para llevar esa sonrisa. Aprendió a vivir con dolor. Ella deja que salga sólo de noche. Cuando está sola. Cuando tenga tiempo de sentir el dolor. El dolor sale a través de las lágrimas que hacen que su almohada esté completamente mojada.
Confiaba demasiado en ella. Ella amaba demasiado profundamente. Pero era el hombre equivocado. Dio lo mejor de sí misma para no recibir nada a cambio. Ella confiaba cada vez que él decía que se pondría a trabajar. Ella confió cuando él dijo que iba en serio. Ella confió cuando él le dijo que era suya para siempre. Le prometió el mundo y le dio un infierno.
Esto es lo que se siente al ser la chica con el alma rota.
La vida la trató mal. Cuando una cosa salió mal, parecía que todo lo demás también salió mal. Todo cayó como una casa de naipes; problemas en casa, peleas con amigos, salud quebrantada, confianza quebrantada y un corazón quebrantado.
Pero se acostumbró tanto al dolor que obtuvo su fuerza de él.
Así que, cada mañana se levanta. Ella nunca se queja. Ella respira. Ella existe. Ella lo intenta. Y aunque está rota, nunca es ella la que pide ayuda. Parece fuerte. Se hace la dura. Ella es la primera en ayudar a todos los que la rodean. Ella da todo lo que desea que alguien le dé.
Ella está tratando de no desmoronarse. Aprendió a vivir con su rotura. Ella está tratando de mantener la bondad que tiene dentro. Ella está luchando porque no quiere perderse a sí misma. No quiere amargarse.
Ella también sabe que tiene buenos días. Sabe que tiene felicidad, no importa lo poco que parezca a veces. A veces el dolor nubla las cosas buenas de la vida. Pero ella lo sabe muy bien. Se aferra a ella con todo lo que tiene. Le da fuerza para seguir intentándolo, para seguir adelante.
Su piel se engrosó por todo lo que ha pasado. Ella no está a punto de rendirse.
Después de todo, es una luchadora. Ella es una sobreviviente. Ella está manteniendo esas piezas rotas juntas, con la esperanza de encontrar una manera de volver a pegarlas algún día.