Está bien que te derrumbes y llores. Está bien admitir ante ti mismo y ante el mundo que no estás bien. Está bien pedir ayuda y hablar de sus problemas. Todo eso está bien porque está bien no estar siempre bien.
Cada vez que nos enfadamos, alguien nos dice que todo va a salir bien, y la cosa es que sabemos que todo va a salir bien, pero ¿cuándo va a salir bien?
No puedes responder eso porque nunca nos damos tiempo para sanar. Nos damos un minuto para respirar antes de volver a la vida, antes de empezar a abordar nuestras responsabilidades de nuevo y antes de zambullirnos de cabeza en los monstruos que nos atacaron en primer lugar.
No nos permitimos sanar; sólo nos damos un poco de descanso, si acaso.
Pensamos que tenemos que ser fuertes todo el tiempo, pensamos que tomarnos días de salud mental para descubrirnos a nosotros mismos nos hace parecer débiles. Creemos que hablar con un terapeuta es algo que sólo hacen las personas locas o inestables. Pensamos tan negativamente en cualquiera que se acerque a otros en busca de ayuda.
Pero, ¿por qué?
¿Por qué vemos el pedir ayuda como algo tan malo porque todos lo hemos hecho?
Incluso pedir ayuda con pequeñas cosas como abrir un frasco o pedir consejos sobre relaciones o preguntar qué hacer cuando se está en una situación determinada. Siempre estamos pidiendo ayuda, pero cuando se trata de admitir que no estás bien, actuamos como si fuera un problema.
Y ese es el problema.
Está bien admitir que no estás bien. Está bien llorar cuando te sientes abrumado y molesto. Está bien admitir que te sientes solo.
Está bien hablar de sus problemas. No te debilita, sino que te hace vulnerable, pero en última instancia te hace más fuerte.
Usted es la única persona que realmente sabe lo que está sucediendo en su propia cabeza y no debería tener miedo de sus propios pensamientos o emociones.
Eres humano y es importante que lo recuerdes. Es importante recordar que no importa lo que se te permita tener días malos. Se te permite tener un ataque de nervios y llorar. No puedes desempacar y vivir en autocompasión. Tienes que reconstruirte a ti mismo. Tienes que pegar los pedazos de ti mismo y dejar que se curen adecuadamente.
Está bien admitir que no estás bien, pero no te quedes sin estar bien. Vuelve a enfocarte hacia donde te dirigías y si ya no te gusta ese camino, cámbialo. Se te permite salir, cambiar de opinión y volver a tomar una decisión.
Todo el mundo tiene momentos difíciles y días malos; días en los que sientes que has fracasado y días en los que no te sientes lo suficientemente bien para nada, pero esos días pasarán. Tienes que encontrar las cosas que hacer para sentirte mejor. Tienes que encontrar la fuerza dentro de ti para elevarte a ti mismo y al mundo. Tienes que encontrarla en ti para motivarte por los sentimientos de negatividad y saber que ya no quieres sentirte así y cambiarla.
Está bien no estar bien, siempre y cuando no dejes de intentar ser mejor en el camino.