Mientras navegaba por las redes sociales me topé con un hombre que hablaba de cómo los hombres son los que eligen con quién se van a casar. Siguió diciendo que las mujeres nos casamos con el primero de la fila y que nunca pasamos demasiado tiempo pensando en ello.
Sentí que algo se agitaba en mi interior porque su analogía no tenía ningún sentido. Dijo que era más fácil para los hombres elegir porque las mujeres están tan ansiosas por casarse. Ese es su razonamiento de por qué las mujeres suelen casarse con quien esté dispuesto a ponerle un anillo.
¡Escucha, cavernícola!
Puedes llevarte ese micrófono al cubo de la basura con el resto de tu carrera. ¿En qué se basan esas suposiciones? ¿En un estudio hecho a tus colegas cuando te estabas bebiendo todo el cerebro?
Vale, voy a respirar hondo.
En el título del artículo lo puse al revés, como puedes ver. Es muy probable que haya gente que no esté de acuerdo con esto, pero creo sinceramente que entenderéis mi punto de vista al final de mi pequeña perorata.
Las mujeres fuimos condicionadas a crecer pensando que no somos nada sin un marido. Nos dijeron que un compañero sería la guinda perfecta de un pastel al que llamamos vida. La mayoría de las veces, alguien nos decía que no nos sentimos realizadas a menos que tengamos una pareja.
Ahora, las cosas se complican un poco más. Cuando no conseguimos un trabajo es que no nos estamos esforzando lo suficiente. Sin embargo, cuando no tenemos pareja entonces debe haber algo mal en nosotros.
Siempre existe ese extraño equilibrio que intentamos alcanzar para encontrar nuestro lugar en un sistema establecido por hombres a los que (obviamente) nunca les importaron dos neuronas pensar en sus esposas. Ellos trabajaban y esperaban que su mujer hiciera el resto de las tareas en casa.
Hoy en día no podemos pensar en esos extremos.
Sin embargo, incluso en aquellos tiempos, las mujeres no se casaban con quien llamara a su puerta. No importaba quién eligiera a las mujeres (es decir, sus padres y hermanos); siempre había una larga lista de pretendientes entre los que elegir.
Hoy en día, las mujeres elevamos el listón. Entendemos mejor nuestras necesidades, sabemos lo que queremos y hacemos todo lo posible por encontrar al hombre perfecto para nosotras. Dicho esto, muchas mujeres prefieren estar solas a conformarse con un simio que no sabe diferenciar el amor de la esclavitud.
Las mujeres están aprendiendo que merecen respeto, amor e igualdad en una relación. Entonces, ¿por qué querríamos saltar a la primera oportunidad de casarnos?
Me dirás que algunas están desesperadas por miedo a quedarse solas el resto de su vida. Puedo estar de acuerdo con eso hasta cierto punto. Seguro que hay mujeres así.
Sin embargo, el tipo del podcast estaba generalizando. Decía que todas las mujeres estaban sentadas esperando a que surgiera una oportunidad. Estoy harta de escuchar estas afirmaciones en blanco y negro que nos ponen en una situación de “o lo uno o lo otro”.
Las mujeres son las que toman la decisión final. Ya no hablamos de matrimonios concertados. Una mujer es dueña de su propio cuerpo. Tiene derecho a tomar esa decisión final cuando un hombre se arrodilla ante ella.
Nunca querría poner a los hombres en una posición degradante en la que pareciera que no están también en posición de decidir. Lo hacen. Eligen para quién comprarán ese anillo, pero también creo que es una decisión que toman juntos.
Sin embargo, como mujer ruidosa y contestataria, no podía quedarme callada sobre este tema atroz. Una mujer toma la decisión consciente de pasar su vida con alguien que está a su altura.
Decir que una mujer se casa con quien le sale al paso es otra forma de decir que los hombres tienen un control absoluto sobre nosotras. Eso no es cierto.
Muchos hombres (no todos) tienden a insultar a una mujer cuando son rechazados. Su audacia les lleva a creer que tienen derecho a la mujer que desean simplemente porque la mujer tuvo la suerte de ser elegida.
Su ego se ofende en cuanto se dan cuenta de que los pensamientos de una mujer no giran en torno a: “¡Escógeme! ¡Elígeme! Mírame!”.
Es interesante ver ese momento de comprensión. Decidir rechazar a un hombre es como un crimen contra la especie masculina. ¿O es sólo mi experiencia con ellos? ¿Alguna vez has sido insultada por un hombre por simplemente rechazar sus avances?
¿No? ¿No?
Supongo que es la realidad de ser mujer.
En cualquier caso, la afirmación “los hombres se casan con quien quieren, las mujeres con quien pueden” es una completa mentira. Yo lo formularía más bien al revés, como sugiere el título.
Sea como sea, tenemos que dejar de generalizar y de meter a las mujeres en esas cajas en las que podemos ser una cosa o la otra. Somos seres humanos que tienen sus propios pensamientos y opiniones. Nosotras elegimos con quién nos casamos y si nos casamos.
Dejad de decirnos que es lo único por lo que debemos esforzarnos. Dejad de creer que estamos sentadas esperando un pretendiente.
A estas alturas de la historia, no nos importan estos estereotipos. Si tienes la suerte de encontrar una pareja que te quiera mucho para pasar tu vida con ella, enhorabuena. Pero no esperes que las mujeres nos limitemos a una sola cosa.
Nosotras elegimos lo que pasa. Tomamos esa decisión.
