“¿Estuvieron juntos durante cuatro años y acaban de romper?”
“¿Por qué lo dejaste después de tantos años si nunca te engañó?”
“Seguramente volveréis a estar juntos, lleváis mucho tiempo juntos”.
“Piensa en tu decisión y llámalo antes de que sea demasiado tarde”.
Esto es lo que estoy escuchando desde que te dejé. No voy a mentir, es duro, pero los años que pasamos juntos fueron aún más duros. Me llevó mucho tiempo hacerlo finalmente. Pero honestamente, dejarte fue la decisión más inteligente y mejor de mi vida.
Pensaste que no tendría las agallas para irme, pero ahora ves que te equivocaste. ¿Por qué me llamaste el otro día? Sabes que nunca voy a coger el teléfono. Tuviste tus oportunidades y las desperdiciaste todas.
Estuve pensando si debía explicarte algo. Al principio, quería desaparecer y que te dieras cuenta de lo que has hecho por tu cuenta.
Pero luego recordé que probablemente no podrás llegar a una conclusión sin mi ayuda, así que estoy aquí para darte mi último adiós. Considera esta mi última buena acción para ti y para los años que hemos pasado juntos.
Volvamos al primer año que salimos. Fue el mejor año de mi vida. Nuestro primer viaje al extranjero. Tenías mucho miedo a volar y te estuve tomando el pelo durante toda una semana antes de nuestro vuelo. Pero cuando llegamos al aeropuerto, tenía aún más miedo.
Luego terminaste por calmarme y no tuviste tiempo de asustarte. De nada.
Luego llegamos y pasamos las dos semanas más increíbles de la historia. Parecía que estábamos en una película. ¿Recuerdas cuando llovió la segunda noche y me despertaste para hacerme bailar bajo la lluvia? Me sorprendió mucho porque ese era uno de mis deseos.
Luego me compraste un coco y una pajita, otro de mis deseos. Y esa misma noche me propusiste dormir en una tienda de campaña en lugar de nuestra habitación de hotel. Otro deseo que tenía.
Me sorprendió mucho y me pregunté cómo es posible que sepas todas las cosas que quiero experimentar. En el camino de vuelta cogí tu teléfono para ver las fotos que habíamos hecho, y vi una foto de un cuaderno con una letra familiar. Pues claro que me resultaba familiar: era la mía.
Tomaste una foto de una lista de deseos que hice hace como 5 años y querías hacer realidad mis deseos. Te juro que si me pidieras matrimonio en ese momento, saltaría y gritaría “¡Sí, sí, me casaré contigo!”. No podía creer que hubiera conocido a alguien que se esforzara tanto por hacerme feliz.
Cuando pienso en momentos como estos te echo un poco de menos, pero luego recuerdo el resto de la historia.
El resto de nuestra historia comenzó poco después de nuestro regreso. Era el momento de ir a mi primera entrevista de trabajo. ¿Recuerdas lo emocionada que estaba? Probablemente no, ya que lo único que me dijiste fue que no tenía muchas posibilidades de conseguir ese trabajo porque no estaba lo suficientemente cualificada.
Pues bien, bromas aparte, ¡lo conseguí! ¡Había 42 candidatos y yo estaba entre los 3 que fueron aceptados!
Cuando te di la noticia esperaba que te alegraras. Pero empezaste a gritarme, diciéndome que la casa va a ser un desastre si tengo un trabajo a tiempo completo. Que tendremos que gastar más dinero porque no tendré tiempo para cocinar.
Y que allí conoceré a otros hombres que podrían amenazar nuestra relación. A pesar de que trabajaste con un grupo de chicas. Pero eso es diferente lo que dijiste.
Prometiste que tendríamos todo lo que necesitamos y más si me quedaba en casa. Fui tan estúpida como para creerte. Pero eso es porque tenía esperanza. Tenía esperanza en ti y pensé que tenías razón. Porque ya has tenido varios trabajos, así que probablemente sabes cómo va esto mejor que yo.
Así que me quedé en casa. Limpiaba, cocinaba y me aseguraba de que fueras feliz todo el tiempo.
A menudo llegabas tarde a casa, pero eso era porque trabajabas mucho, ¿no? Eso es lo que decías. Y antes de darme cuenta, habían pasado dos años. Me llevabas a cenas elegantes y teníamos nuestras noches de cine cada semana, pero me sentía sola.
Yo estaba en casa, tú estabas en el trabajo o con tus amigos. Así que decidí llamar a algunas de mis amigas y salir con ellas.
Me arreglé y, por primera vez en años, volví a sentirme viva. Me recogieron y fuimos a nuestro bar favorito. El bar que solía ser mi favorito cuando salía de verdad. Me divertí mucho. Pero cuando volví a casa te enfadaste conmigo.
Estabas tan enfadado porque me fui de casa sin ti que me asusté mucho de ti. Es triste tener miedo de la persona que más quieres, ¿sabes?
Entonces me sentaste y me explicaste lo peligroso que es para una chica guapa como yo salir sin su pareja. Hay mucha gente peligrosa por ahí, dijiste.
Bueno, también había una persona peligrosa en mi casa. Eras tú. Eras peligroso para mi salud mental y para mi futuro.
Intentaste quitarme la felicidad. Y lo conseguiste durante algún tiempo, pero pronto me di cuenta de que lo único que hacías era faltarme al respeto. Todos los días.
Necesito un hombre que me apoye y que vea que tengo grandes metas y planes para el futuro. No el que me haga rechazar trabajos. Necesito al que me anime a disfrutar de la vida, a alimentar mis amistades y a alcanzar mis metas.
Es triste que cuando miro hacia atrás, el único buen recuerdo proviene de nuestro primer año. ¿Cómo es posible que una persona actúe de forma tan dulce e inocente, pero que en realidad sea todo lo contrario? Tenía esperanza. Tenía la esperanza de que todo se solucionara al final.
Que sabía por qué hacía lo que hacía porque siempre tenía una explicación.
Al final, me di cuenta de que estaba equivocada. Quiero que sepas que si no tuviera mi esperanza habríamos terminado esto hace muchos años. Así que piensa en cómo te comportarás con la próxima chica que conozcas; porque no creo que conozcas a nadie con tanta esperanza como yo.
Espero haberte aclarado cómo has destruido algo que empezó tan bien. Si todavía no lo entiendes, vuelve a leer mi carta. Hasta la vista.