Es curioso cómo los hombres suelen tener un periodo de comportamiento imprudente justo después de una ruptura. Casi parece que lo celebren.
En cambio, las mujeres casi siempre están acurrucadas en su cama y sollozando cada noche… Bueno, hasta que dejan de estarlo.
Parece una extraña coincidencia que la mayoría de las veces, ése sea probablemente el momento en que el hombre empieza a sollozar y ¿adivinas qué le pasa a ella? Ya no le importa.
La vida tiene un claro sentido del humor y, en este caso, nos encanta.
Esto me pasó a mí. Yo era la chica de los sollozos nocturnos. Supongo que lloré el dolor porque un día me desperté y dije: “Ya basta”
No quería seguir haciéndome esto. Quería vivir mi vida. Quería que mi vida volviera a tener sentido.
Y qué si un hombre pensaba que yo no era lo bastante buena para él. Era el mismo hombre que no podía proporcionarme las cosas más sencillas, por ejemplo, atención y cuidados.
¿Y qué si había seguido adelante con su vida?
Bien por él, porque lo último que necesitaba era volver a saber de él y quedarme atascada con el mismo comportamiento inmaduro que fue una de las razones por las que rompimos en primer lugar.
Sin embargo, en el caso de la mayoría de las mujeres, lo más probable es que cuando la realidad le golpee por fin, te quiera de vuelta.
Eso es porque tú eras todo lo que él necesitaba; sólo que él no podía verlo.
Es fácil dar por sentado todo el amor y los cuidados. El problema es cuando eso se convierte en abuso, y el abuso es algo inaceptable.
El amor debe apreciarse y alabarse y debe ir en ambas direcciones. Pero en tu caso, él no podía verlo.
Perdió a la mujer de su vida, y eso es culpa suya, no tuya.
Todas las cosas que le diste le perseguirán, porque el amor no desaparece.
Cada cosa bonita que vea y toque le recordará a ti y al amor que perdió por su insensatez.
Cuando lo entienda, será tarde. Para entonces, ya lo sabrá.
Para entonces, te darás todo el amor a ti primero.
Quererte a ti misma es absolutamente obligatorio. Poniéndote a ti primero, no sólo le superarás, sino que aprenderás a reconocer el verdadero amor de los demás.
No volverán a jugar contigo, porque una vez que te des a ti misma el amor que das a los demás, es cuando te darás cuenta del poco amor que te estaban dando.
Le has superado porque ya no está a la altura de tu potencial.
Él formó parte del proceso de aprendizaje por el que tuviste que pasar para estar donde estás ahora y por eso, puedes estar agradecida.
Ahora sabes cómo enfocar la vida desde el lado correcto. Sabes cómo reaccionar con poder y autenticidad, no tienes que esperar a otra persona.
Te bastas por ti misma y lo sabes. Sólo eso te convierte en una mujer poderosa.
No hay fuerza en el universo que pueda detener a una mujer que se conoce a sí misma, que aprecia su propia belleza única, respeta su mente y elige elegir el amor por encima de cualquier cosa.
Esta vez es el amor a sí misma. Si un hombre no puede reconocer esas cosas dentro de ella, no es el indicado.
Por eso no se conforma con alguien que sólo está ahí. Alguien que piensa que su presencia física es suficiente para que la relación funcione.
Piensa y sueña en grande. Date lo que quieres porque puedes hacerlo.
Si eso es un hombre, cree que existe. Si eso es vivir por tu cuenta y sentirte feliz, eso también existe.
Sólo tienes que acceder a tu propio poder y hacerlo realidad.
¿Y sabes qué? Tienes ese poder dentro de ti, igual que tenías el poder de seguir adelante incluso cuando te dolía muchísimo.
No esperes a que ocurran las cosas: da el primer paso y verás cómo todo se pone en su sitio.
Y lo más importante: no olvides nunca que eres la mujer de tu propia vida.