Cuando amas a alguien, lo aceptas exactamente como es, con defectos y todo. No te quejas de cómo la relación sería perfecta si ellos modificaran una o dos cosas de sí mismos. Estás contento con ellos tal y como están ahora mismo. Nunca les pedirías que cambien porque te enamoraste de una persona imperfecta, desordenada, con defectos y sería injusto pedirles que fueran alguien más que ellos mismos.
Cuando amas a alguien, aceptas sus pequeñas rarezas. Aceptas su pasado. Aceptas su equipaje.
Eso no significa que les permitas tratarte como una mierda. Eso no significa que pongas excusas por su mal comportamiento. Eso no significa que te quedes callado cuando te tratan mal porque crees que tienen una buena razón para hacerlo.
Si te tratan irrespetuosamente, si su comportamiento es inaceptable, entonces tienes que irte. Usted necesita dejar de tratar de arreglar lo que está roto y hacer lo que es mejor para usted al alejarse.
Sin embargo, si se encuentran en una relación saludable en la que se respetan y se mantienen fieles el uno al otro, entonces las reglas son diferentes.
Cuando amas a alguien, eres comprensivo cuando te atacan sin razón aparente o cuando sospechan de tu comportamiento. Puede que no estés contento con la forma en que te trataron, pero ves de dónde venían. Te das cuenta de que la situación era diferente desde su punto de vista.
Cuando amas a alguien, aceptas sus disculpas una vez que se dan cuenta de que han metido la pata porque sabes que no están enojados contigo, están enojados por algo que pasó en su pasado y con lo que aún no han tenido un cierre completo.
Cuando amas a alguien, le das otra oportunidad siempre y cuando prometan trabajar en su comportamiento y tomar medidas activas para mejorar. Les das la oportunidad de arreglar las cosas en lugar de mantener su error sobre su cabeza para siempre.
Cuando amas a alguien, aceptas sus defectos. Aceptas su equipaje. Aceptas que no son perfectos.
No los culpas por tener problemas de confianza o abandono. No les haces sentir culpables por su procedencia ni por el dolor persistente con el que todavía están tratando de lidiar. Tú los apoyas. Tú los animas. Usted está a su lado y los ayuda de cualquier manera posible.
Cuando amas a alguien, nunca le tiras sus defectos a la cara. Nunca usas su trauma como munición contra ellos cuando te metes en una discusión. Nunca haces que se sientan peor de lo que ya se sienten.
Cuando amas a alguien, te esfuerzas por entender por lo que ha pasado. Los invitas a abrirse. Escuchas sus historias. Los sostienes mientras lloran.
Cuando amas a alguien, trabajas en equipo. Tratan de encontrar maneras de ayudarse mutuamente. Hagan todo lo posible para convencerlos de que la historia no tiene que repetirse porque nunca les harán daño de la manera en que lo han hecho antes.
Cuando amas a alguien, no necesitas que sea perfecto, porque es perfecto para ti.