Las relaciones pueden ser a veces un reto y tenemos que averiguar cómo sacarles el máximo partido. La persona con la que hemos decidido compartir este tiempo influye mucho en nuestras vidas, nos guste o no.
Pero, ¿qué ocurre cuando sientes que las cosas no van tan bien como al principio?
Hay momentos en los que la ruptura es la única solución, aunque sea algo que no nos gustaría hacer.
Sin embargo, cuando decides hacerlo, espero que sepas que diste lo mejor de ti para intentar salvar la relación entre los dos.
Siempre que se habla de rupturas, se dice que es la decisión más difícil que hay que tomar. Yo no estoy de acuerdo.
Por supuesto, alejarse de la persona que amas no es fácil, pero hay algo que es mucho peor: mantenerse alejado. No estoy intentando minimizar el dolor de abandonar a alguien, no me malinterpretes.
Pero, cuando tienes que dejar a alguien, es bastante sencillo simplemente alejarse. Puedes escribirles un mensaje para decirles que se acabó, o reunirte con ellos y decirles todo en voz alta.
Tu voz y tu razón te servirán el tiempo suficiente para vocalizar lo que te ha estado molestando y por qué has decidido dar ese paso.
Y, entonces, es cuando empieza el horror. Tienes que alejarte de la persona que amas. ¿Cómo puedes ver con tus propios pensamientos?
No puedes simplemente borrarle de tu memoria como si nunca hubiera existido.
¿Qué vas a hacer con todos esos recuerdos que amenazan con desbordarte a las 3 de la madrugada cuando el sueño no te hace compañía?
Te va a doler muchísimo cada vez que escuches esa canción especial en la radio, o cuando oigas su nombre. No podrás salir con tus amigos comunes porque estar con ellos te recordará a él todo el tiempo.
El dolor que sentirás en el pecho no será tan parecido al que sentiste cuando tuviste que darle el último adiós.
Te dolerá más en esos momentos en los que estás deseando su abrazo porque ese solía ser tu lugar seguro frente a todas las tormentas que ocurrían en tu vida.
Ahora, todo es un desastre. Intentarás evitar todas las cosas, lugares y personas que te recuerden a él, a su olor, a su existencia.
Quizá incluso empieces a comer fuera, porque cocinar era vuestro pasatiempo favorito cuando estabais juntos.
Cada vez que salgas a tu balcón y mires al cielo despejado por la noche, recordarás cómo te explicaba todas esas constelaciones.
Sé que te reirás porque te vendrá el recuerdo de aquel momento en el que pensabas que se estaba inventando sus nombres. Entonces, las lágrimas correrán por tus cálidas mejillas.
Sabes que la curación lleva su tiempo, pero nadie te dijo que iba a ser tan difícil. A veces, se te pasa por la cabeza la idea de volver con él y estás a punto de tomar una decisión lamentable, con tantas ganas de volver a tu zona de confort.
Pero entonces, recordarás todas esas razones por las que decidiste terminar esa relación. El número de noches sin dormir que tienes ahora no se puede comparar con el que tuviste mientras estabas con él.
El dolor que sentías por dentro cuando él desatendía tus sentimientos era mucho más fuerte que el que sientes ahora.
Aspiras ese aire frío y cortante de la noche y te confirmas a ti misma que has tomado la decisión correcta. No te merecía y, por desgracia, sólo te estaba haciendo perder el tiempo.
Aunque te cueste admitirlo, has amado al hombre equivocado.
Racionalmente, sabes todo esto, pero tu corazón todavía da un vuelco cuando lo ves.
Cada centímetro de tu cuerpo sigue anhelando su contacto, y no hay nada que prefieras hacer antes que precipitarte en su abrazo. Le necesitas desesperadamente, pero te convences de que el tiempo curará todas las heridas.
Lo hará, te lo prometo. Será más fácil, pero tendrás que seguir luchando contra las ganas de llamarle todos los días hasta que desaparezcan.
Tendrás que elegir alejarte de él cada mañana al levantarte, cada segundo de hacer vuestra actividad favorita y, sobre todo, cada vez que salgáis con vuestros amigos comunes.
Decidir alejarse es un proceso duro, pero el mero acto de alejarse es sencillo. Sólo tienes que hacer las maletas y elegirte a ti mismo. Pero alejarte de ese alguien que solía ser tu todo, esa es la parte más difícil.
No sólo eso, tienes que luchar contra ti mismo para no hablar de él, sino también de todos los que te rodean.
Te costará mucho, pero si lo dejaste por las razones correctas, seguro que pronto estarás bien. No dejes que nadie te diga que hiciste lo más difícil cuando decidiste alejarte.
Está claro que eso no es verdad, y tú sabes por lo que estás pasando ahora mismo. Tú eres la única que tiene que alejarse de él. El dolor que sientes es real, pero sólo tú puedes notarlo.
No obstante, no intentes explicar tus sentimientos a nadie si no te lo preguntan de verdad.
Puede que la gente sólo quiera echar sal en tus heridas, así que protégete de eso.
Y, la próxima vez que alguien te pregunte qué es lo que más te duele, dile que alejarse es sencillo, pero que mantenerse alejado es lo que puede ser letal si no sabes cómo manejarlo.