Seguro que has oído hablar de un par de señales que demuestran que eres compatible con tu pareja. Algunas tienen sentido, otras son un poco extrañas. Pero, ¿cómo puedes saber si estás destinado a tener una relación exitosa?
Empezar una relación a veces parece un juego de azar: ¿quién se rendirá primero, quién amará más, se casará? Ninguna de estas preguntas es importante cuando conoces a la persona indicada. Y, te prometo, lo sabrás cuando aparezca en tu vida.
Sentirse seguro, confiar plenamente en tu pareja y ayudarse mutuamente a crecer son algunas de las señales de que has encontrado al elegido. Se desvivirá por verte sonreír y te reirás constantemente con sus bromas (aunque no siempre sean graciosas).
A tus amigos y familiares les gusta mucho y te sientes más que bienvenida en sus círculos sociales. Suena bastante sencillo, ¿verdad?
Por supuesto, compartir los mismos valores y ser capaces de imaginar vuestro futuro juntos son señales claras de que sois compatibles y de que vuestra relación durará mucho tiempo. Pero, ¿se te ocurren algunas señales inusuales de que te ha tocado el premio gordo?
Permíteme compartir algo que he aprendido y que no tiene ninguna relación con estas creencias populares de pareja ideal.
1. Peleas
Sí, ante todo, peleas. No tienes miedo de expresar tu opinión aunque sea diferente a la suya. Él también puede exponer la suya libremente y si surgen conflictos, estáis dispuestos a resolverlos.
La mayoría de las veces acabarán siendo compromisos porque quieres que tu pareja esté contenta y satisfecha con la decisión. Pelear sólo significa que te importa y que tienes una comunicación sana en tu relación.
2. Aceptáis las peculiaridades del otro
A él le gusta comer bocadillos en la cama, a ti te vuelve loca cuando llueve. Puede que tengáis algunas preferencias alimentarias raras, o que simplemente se haya olvidado de remojar el plato sucio que acaba de usar. Puede que ambos tengáis algunas costumbres extrañas que el otro encuentre… ¡irresistibles!
Puede que aparezcan algunas pequeñas discusiones sobre ciertas manías, pero las resolveréis rápidamente. Adoras a tu persona tal y como es y todas esas cosas, a veces molestas, extrañas, le hacen ser quien es.
3. No hay silencios incómodos
Cuando estáis juntos, hasta el silencio es cómodo. Ambos podéis hacer vuestras cosas o leer un libro. Mientras estéis juntos, nada supera eso.
El silencio con tu amor es placentero y nunca te preguntas en qué están pensando porque ambos sabéis que la dicha y la serenidad que sentís en ese momento no se puede expresar con palabras.
4. Sois personas íntegras
Sois una pareja increíble, pero también dos individuos sanos. A todo el mundo le gusta pasar tiempo en vuestra compañía y sois fuertes e independientes por vuestra cuenta. Os dais libertad el uno al otro y respetáis la singularidad del otro.
La dependencia de tu pareja cuando estás en una relación comprometida no es saludable y ambos sois muy conscientes de ello. Disfrutas de pasar tiempo por tu cuenta, casi tanto como te gusta cuando están cerca.
5. Tienes una fuerte atracción física
Las muestras de afecto hacia tu pareja son imprescindibles en una relación romántica. Si su lenguaje del amor es el tacto físico, ¡necesitará un par de caricias en la espalda, muchos abrazos y un montón de besos!
Una fuerte atracción física hacia su pareja es una de las partes esenciales de una relación romántica. Si tienes ganas de acurrucarte en sus brazos nada más verle, yo diría que vas por buen camino.
6. Puedes percibir cuando el otro no se siente bien
No siempre puedes explicar cómo o por qué, pero puedes sentir cuando el estado de ánimo de tu pareja cambia. Incluso si algo menor le molesta, lo sabrás. Sabrás que busca la sal mientras coméis antes de que diga nada.
Lo mismo ocurre a la inversa. Él sabe la razón de tus cambios de humor. La mayoría de las veces termináis las frases del otro y la gente que os rodea lo encuentra adorable (aunque puedan pensar cómo lo practicáis a puerta cerrada).
7. Es el que mejor le conoce
En algunos casos, parece que te conoce mejor que tú mismo. ¿Te ha contado cómo puede ser vulnerable en tu presencia y expresar libremente sus sentimientos? Seguro que conocéis algunos secretos del otro que nadie más conoce.
Y esa es la magia del asunto. Estás en una relación comprometida y sana con tu mejor amigo y compañero de fatigas. ¿Qué más se puede pedir?
8. Os tomáis el pelo mutuamente
Como él sabe todas esas cosas raras de ti, ¿no es natural que te tome el pelo? Pero no asientas con la cabeza y finjas que eres la inocente: ¡tú haces lo mismo y lo disfrutas!
Sois juguetones la mayor parte del tiempo y os llamáis la atención por los errores que cometéis. Vuestro sentido del humor es el mismo y respetáis los límites previamente establecidos. Ah, y probablemente hagáis juntos algunas de esas chiquilladas como hacer pompas de jabón o corazones de origami para el otro.
9. Simplemente encajáis en la vida del otro
Los dos sois unos bichos raros que aceptáis al otro sin pensarlo dos veces. Vuestros horarios coinciden, y vuestros amigos y familiares están absolutamente locos por vosotros dos. Nadie puede pensar en una pareja mejor si se le pregunta.
Todo surge sin esfuerzo y de forma natural, como si ambos se dejaran llevar por la corriente y no lucharan contra ella. Celebráis juntos las pequeñas victorias y os aseguráis de que vuestro ser querido tenga siempre una sonrisa en la cara.
Y por último, no estás leyendo un cuento de hadas, ¡lo estás viviendo!