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8 preguntas que debes plantearte antes de reconciliarte con tu ex

8 preguntas que debes plantearte antes de reconciliarte con tu ex

¿Estás pensando en volver con tu ex? No es una decisión que deba tomarse a la ligera. Antes de volver a una relación pasada, merece la pena pararse a reflexionar sobre lo que salió mal y lo que podría ser diferente ahora. Tomarte tiempo para responder con sinceridad a estas ocho preguntas puede ayudarte a tomar una decisión de la que no te arrepentirás más adelante.

1. ¿Por qué terminó la relación?

Analiza detenidamente la verdadera causa del fracaso de tu relación. ¿Fue un acontecimiento concreto, problemas de comunicación continuos o diferencias fundamentales de valores?

A veces, las relaciones terminan debido al momento o a circunstancias que han cambiado desde entonces. Otras veces, los problemas son más profundos. Si rompisteis por engaños, malos tratos o peleas constantes, pregúntate si esos problemas pueden superarse de forma realista.

Muchas personas idealizan las relaciones pasadas, centrándose sólo en las partes buenas. Desafíate a recordar tanto los recuerdos felices como los dolorosos que condujeron a la separación.

2. ¿Se han resuelto los problemas principales?

El tiempo de separación no arregla automáticamente lo que estaba roto. Los problemas que acabaron con vuestra relación no desaparecerán a menos que se hayan abordado activamente. Piensa si se han producido cambios auténticos o si esperas que las cosas cambien por arte de magia.

Los problemas de confianza, los fallos de comunicación o los objetivos vitales contrapuestos necesitan soluciones concretas. ¿Ha mostrado tu ex un crecimiento real en estas áreas? ¿Lo has hecho tú? Echarse de menos no basta para superar los problemas fundamentales de compatibilidad.

Busca pruebas de cambio, no sólo promesas. Las personas suelen demostrar quiénes son mediante acciones coherentes a lo largo del tiempo, no mediante palabras durante la fase de reconciliación.

3. ¿Estáis ambos dispuestos a cambiar?

Para que una reconciliación tenga éxito es necesario que ambas personas evolucionen. Una persona no puede hacer todo el trabajo pesado mientras la otra sigue estancada en viejas pautas. Pregúntate sinceramente si estás dispuesto a hacer los ajustes necesarios, y si tu ex muestra el mismo compromiso.

El cambio no consiste sólo en arreglar defectos, sino en crecer juntos. Esto puede significar aprender nuevas habilidades de comunicación, ajustar las expectativas o desarrollar una mayor madurez emocional. Ninguno de los dos os transformaréis de la noche a la mañana.

Presta atención a las actitudes defensivas o al cambio de culpas al hablar de problemas pasados. Si alguien no es capaz de reconocer su contribución a los problemas de la relación, probablemente no haya cambiado lo suficiente para que las cosas funcionen mejor esta vez.

4. ¿Echas de menos a la persona o la comodidad de la relación?

A veces lo que echamos de menos no es a nuestro ex en concreto, sino la seguridad de tener a alguien. Ser sincero sobre esta distinción puede evitar que repitas un error. ¿Echas de menos sus cualidades únicas y su personalidad, o simplemente tener una pareja?

La soledad es una emoción poderosa que puede nublar el juicio. La familiaridad de volver con alguien conocido puede parecerte más segura que empezar de cero con alguien nuevo. Pero la comodidad no es lo mismo que la compatibilidad o el amor.

Intenta hacer una lista de lo que echas de menos específicamente de tu ex como persona. Si te cuesta nombrar cualidades únicas más allá de los recuerdos compartidos o de cómo te hacía sentir, puede que estés deseando compañía más que a esa persona concreta.

5. ¿Qué has aprendido desde la ruptura?

El tiempo separado de tu ex debería haberte enseñado algo valioso sobre ti mismo. Quizá descubriste pautas poco saludables, trabajaste sobre inseguridades personales o aclaraste lo que realmente necesitas de una pareja.

La independencia puede ser reveladora. ¿Has construido una vida satisfactoria por tu cuenta? Las reconciliaciones más sólidas se producen cuando ambas personas han desarrollado una mayor autosuficiencia y no intentan llenar vacíos emocionales entre sí.

Si eres exactamente la misma persona que cuando rompiste, probablemente crearás la misma dinámica de relación. La verdadera transformación suele venir de la terapia, la autorreflexión o experiencias vitales significativas que cambian tu perspectiva sobre las relaciones.

6. ¿Están alineados ahora tus objetivos y valores?

Puede que vuestros valores y sueños sean diferentes hoy que cuando estabais juntos antes. Antes de volver a estar juntos, es esencial mantener conversaciones sinceras sobre las cosas importantes: los hijos, las ambiciones profesionales, dónde vivir, los hábitos financieros.

Ni siquiera el amor apasionado puede superar las diferencias fundamentales en los valores básicos. Si uno de vosotros quiere tener hijos y el otro no, o si vuestras opiniones religiosas o políticas están en profundo conflicto, estas cuestiones no se resolverán por sí solas con el tiempo.

La dirección compartida importa tanto como la historia compartida. Una relación necesita que ambas personas avancen hacia futuros compatibles. Considera la posibilidad de crear juntos un tablero de visión para ver si vuestros objetivos vitales se complementan realmente ahora.

7. ¿Cómo afectaría la reunión a tu bienestar?

Piensa en cómo te sentiste durante las distintas etapas de tu relación, no sólo en la fase de luna de miel, sino también durante los conflictos. ¿Esa persona sacó lo mejor de ti o lo peor?

Los amigos y la familia suelen notar pautas que pasamos por alto. ¿Qué dicen las personas de confianza de tu vida sobre esta posible reconciliación? Si todas las personas que se preocupan por ti parecen preocupadas, su perspectiva podría ofrecer una valiosa perspectiva.

La ansiedad ante la propia decisión puede ser reveladora. Si sientes una preocupación constante por volver a estar juntos, puede que tu intuición esté intentando protegerte. Una relación sana debería traer más paz que agitación, incluso cuando se atraviesan dificultades.

8. ¿Eliges por amor o por miedo?

Las relaciones más sólidas se basan en elecciones positivas, no en evitar sentimientos negativos. ¿Estás considerando esta reconciliación por auténtico amor y respeto, o porque tienes miedo de quedarte sola? Las decisiones basadas en el miedo rara vez conducen a la felicidad.

Las presiones externas pueden influir en nuestras elecciones más de lo que creemos. Las expectativas de la familia, la proximidad de los cumpleaños importantes o el hecho de que los amigos hayan sentado la cabeza pueden crear una urgencia que no tiene nada que ver con tu relación concreta. El amor debe sentirse liberador, no como tu única opción.

Haz esta prueba: imagina que hoy te encuentras con tu ex por primera vez, sabiendo todo lo que sabes ahora. ¿Seguirías eligiéndolo como pareja? Tu respuesta podría revelar si estás avanzando hacia algo positivo o simplemente evitando volver a empezar.