Al crecer, nos enseñaron a centrarnos en el perdón que ofrecemos a los demás. Teníamos que dar la mano a los matones de la escuela primaria porque eso era lo que nuestros profesores consideraban el castigo adecuado.
Tuvimos que asentir en silencio a nuestros colegas que se llevaban el mérito de presentaciones que nos habíamos pasado toda la noche preparando.
Tuvimos que fingir que las palabras que salían de la boca de nuestros compañeros no herían nuestros sentimientos porque no querían decir eso.
Y teníamos que fingir que no estábamos enfadados cuando volvían a casa en mitad de la noche porque estaban con amigos.
Oh, ¡el interminable ciclo de perdonar a la gente que no se ganó el perdón!
Pero nunca nos enseñaron a perdonarnos a nosotros mismos por los errores que habíamos cometido.
Nunca nos enseñaron que éramos dignos de perdón y olvidamos, en algún momento del camino, elegir nuestra propia felicidad por encima de la de los demás porque eso era lo que nos merecíamos.
Y entonces, años tras años, resurgen pensamientos y sentimientos porque no te has perdonado por algo que sucedió hace mucho tiempo.
Tal vez no te has perdonado esa vez que le gritaste a tu amigo porque estabas molesto. Tal vez no te has perdonado por dejar una situación que estaba destrozando tu felicidad.
Oh, ¡sabes que necesitas perdonarte! Pero, nadie te ha enseñado cómo y por eso te traemos estas 5 formas de perdonarte por elegir ser feliz.
1. Entiende que tú no eres tu error
De acuerdo, lo que sea que hayas hecho para salir de algo que no te estaba trayendo felicidad puede que no haya sido un error, en absoluto.
Tendemos a ser duros con nosotros mismos porque nadie se ha tomado la molestia de enseñarnos que merecemos ser felices.
Nos han condicionado a hacer prácticamente todo para complacer a los demás: a vestirnos de una determinada manera, a comportarnos de una determinada manera y a tener relaciones que se ajusten al estándar que algún hombre calvo de mediana edad estableció hace siglos.
Pero tú no tienes la culpa de haber salido de una situación que te hacía sentir incómodo.
Tanto si eras amiga de alguien que se aprovechaba de ti como si estabas en una relación con alguien que no te trataba bien, ya estás fuera y puedes seguir adelante.
2. Escribe todo lo que sientes
Los psicólogos del mundo no paran de subrayar la gravedad de escribir tus pensamientos, sentimientos y miedos por una razón.
Hay algo increíblemente liberador en poder escribir sobre cosas que no te has atrevido a compartir con otras personas y saber que no tienen forma de colarse entre las páginas.
Prueba a escribir algo parecido a “Elegí mi propia felicidad antes que la felicidad de mi novio. Soy la peor persona que ha pisado la Tierra” y léelo una y otra vez.
Ahora, intenta escribir algo que demuestre que tienes razón. Intenta escribir algo que demuestre que eres la peor persona de la Tierra porque elegiste tu felicidad por encima de alguien que no te merecía, ¿puedes hacerlo?
Oh, no puedes porque ese no es el caso. Pero, ahora ves cómo escribir tus sentimientos y analizar tus palabras puede ayudar.
3. Asume las consecuencias de tus actos
Las acciones no vienen sin consecuencias, pero no hay nada malo en asumir las tuyas.
Tanto si te sientes solo porque te distanciaste de personas que no eran buenos amigos para ti como si estás solo un viernes por la noche porque te apartaste de una relación que no te servía, no hiciste nada imperdonable.
Nos han condicionado para pensar que somos infelices cuando no tenemos cosas que hacer, gente con la que salir o lugares que visitar. Pero no es así.
De hecho, seríamos mucho más infelices haciendo cosas que no queremos hacer o saliendo con gente con la que no queremos salir. ¿Entiendes lo que quiero decir?
Perdónate a ti mismo por elegir ser feliz independientemente de las consecuencias de tus actos.
No seas duro contigo mismo simplemente porque sientes que mereces un castigo por haberte hecho pasar por una situación traumática.
4. Deja de castigarte por ponerte a ti primero
Otra cosa que nos han condicionado a creer. Al crecer, la gente nos decía que el sufrimiento, los castigos y las dificultades mejoraban nuestro carácter y nos hacían más fuertes.
La gente nos castigaba cada vez que no hacíamos algo (Sra. McMillan, ¡la estoy mirando a usted!) y nos hacían creer a todos que nos presionaban porque nos lo merecíamos.
Pero tienes que entender que no ganas nada cuando te castigas por hacer algo. Créeme, no estás creciendo ni convirtiéndote en mejor persona porque no te estás permitiendo sentir la felicidad por la que has luchado de todo corazón.
Vamos, encuentra la fuerza para perdonarte por elegir ser feliz.
5. Sé amable contigo mismo
No hay nada que traiga más paz a tu vida que ser amable contigo mismo, quererte y darte tiempo para sanar.
Sea lo que sea por lo que estés pasando, sea lo que sea por lo que te estés culpando, no vale la pena el daño que le estás causando a tu corazón.
Créeme, vas a cometer más errores. Vas a tomar más decisiones que pueden parecer egoístas o egocéntricas en ese momento.
Vas a decepcionarte, herirte y traicionar tu propia confianza. Y no deberías dejar que esas cosas definan cómo te sientes contigo mismo.
Por supuesto, puede que de repente sientas la necesidad de cambiar, crecer o convertirte en una persona mejor. Y puede que no te quieras en todas las etapas de tu vida.
Pero todas las relaciones que tienes (o que tendrás) empiezan con la relación que tienes contigo mismo. Así que, ¿no quieres que esa relación sea buena?
Perdónate por elegir tu felicidad en lugar de la de otra persona. Perdónate por ponerte a ti primero en lugar de poner las necesidades de otra persona por encima de las tuyas.
Y perdónate por romper el ciclo interminable de expectativas que otra persona ha depositado en ti.