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12 tipos de personas que no ven por qué están solteras, pero todos los demás sí

12 tipos de personas que no ven por qué están solteras, pero todos los demás sí

Salir con alguien puede ser duro, sobre todo cuando no estás seguro de por qué sigues fracasando. A algunas personas les cuesta entender por qué siguen solteras, mientras que sus amigos y familiares ven las razones con toda claridad. La brecha entre la percepción que tenemos de nosotros mismos y cómo nos ven los demás puede ser enorme en el mundo de las citas. Veamos algunos tipos comunes de personas que se preguntan por qué están solteras, cuando todo el mundo a su alrededor ya sabe la respuesta.

1. El quejica crónico

Nada es lo suficientemente bueno para estas personas. Hace demasiado calor, la película es aburrida, ¡y no les hagas hablar de su trabajo! Drenan la energía de todos con su constante negatividad.

Los amigos observan cómo las parejas potenciales se alejan lentamente durante las citas a medida que se acumulan las quejas. Incluso cuando conocen a alguien estupendo, encuentran algo de lo que quejarse.

¿Lo más triste? Realmente no se dan cuenta de lo agotadora que es su actitud. Aunque todo el mundo necesita desahogarse de vez en cuando, los quejicas crónicos crean una nube de negatividad en la que pocos prospectos románticos quieren entrar.

2. El narrador egocéntrico

Las conversaciones con estas personas son totalmente unilaterales. Hablarán durante horas sobre su día, sus problemas y sus logros, sin hacer ni una sola pregunta sobre la otra persona.

Durante las citas, monopolizan la conversación hasta tal punto que su acompañante apenas puede articular palabra. Lo que ellos consideran una gran conversación es en realidad un monólogo interminable.

Sus amigos se avergüenzan al verles dominar todas las interacciones. Esta persona se marcha de las citas pensando que se lo ha pasado muy bien hablando de sí misma, sin darse cuenta de que la conexión requiere interés mutuo e intercambio.

3. El que se precipita desesperadamente

¿Planificando el lugar de la boda después de la segunda cita? Este tipo de persona se mueve a velocidad de vértigo, abrumando a las parejas potenciales con intensidad y compromiso prematuro.

Envían múltiples mensajes cuando no respondes inmediatamente. Te presenta como su pareja demasiado pronto. Su impaciencia procede de un buen lugar -están preparados para el amor-, pero su enfoque ahuyenta incluso a los pretendientes más interesados.

Sus amigos intentan advertirles de que vayan más despacio, pero no pueden evitarlo. Lo que ellos ven como entusiasmo y certeza, otros lo experimentan como presión y banderas rojas que les hacen huir hacia las colinas.

4. La Víctima Perpetua

Según ellos, el mundo conspira contra su felicidad. Cada ex era terrible, cada jefe injusto y las aplicaciones de citas están amañadas. Nunca asumen la responsabilidad de su parte en el fracaso de las relaciones.

Cuando las citas no funcionan, siempre es culpa de la otra persona. Su mentalidad de víctimas crea una profecía autocumplida: esperar lo peor a menudo lo provoca.

Los amigos se dan cuenta de cómo tergiversan las historias para parecer inocentes. Las parejas potenciales sienten simpatía al principio, pero enseguida se cansan del drama constante y del cambio de culpas. Nadie quiere convertirse en el villano de su próxima historia triste.

5. El Mantenedor de Normas Irrealistas

Su lista de citas es más larga que una novela. Quieren a alguien con aspecto de modelo, ingresos de seis cifras, familia perfecta, intereses idénticos y cero defectos. Cualquiera que carezca de un solo criterio es descalificado inmediatamente.

Deslizan a la izquierda a parejas perfectamente compatibles por razones triviales como “gusto musical equivocado” o “demasiado bajo” Los amigos ven con frustración cómo rechazan a gente maravillosa mientras se quejan de estar solteros.

¿La ironía? Rara vez cumplen sus propias normas, imposiblemente elevadas. Aunque tener preferencias es normal, su perfeccionismo les impide ver el bosque por los árboles, perdiéndose conexiones potencialmente increíbles porque nadie puede marcar todas las casillas.

6. El negligente con la higiene

El aseo personal no es una de sus prioridades. La ropa arrugada, el pelo descuidado y los olores dudosos les siguen a todas partes. Puede que en el fondo sean personas maravillosas, pero pocos se acercan lo suficiente para descubrirlo.

La primera impresión importa, sobre todo en las citas. Mientras se preguntan por qué las conversaciones fracasan o las segundas citas nunca se materializan, los demás pueden oler literalmente el problema.

Los amigos intentan lanzar indirectas sobre la frecuencia de las duchas o los hábitos de lavado de la ropa, pero estas sugerencias suelen quedar desatendidas. La triste realidad es que incluso a las personas más abiertas de mente les cuesta superar problemas de higiene importantes, por muy buena que sea la personalidad de alguien.

7. El adicto al teléfono

Es como si tuvieran el móvil pegado a la mano. En las citas, están demasiado ocupados desplazándose por la pantalla, enviando mensajes o contestando llamadas como para fijarse en la persona que tienen delante.

Documentan cada momento para sus seguidores en lugar de vivirlo plenamente. Pierden auténticas oportunidades de conexión mientras cuidan su presencia en Internet.

Sus amigos han visto cómo se esfumaban innumerables relaciones potenciales debido a su distracción digital. Esta persona no entiende por qué las citas no le importan o le faltan al respeto. En su mente, simplemente están haciendo varias cosas a la vez, sin darse cuenta de que su comportamiento indica desinterés y poca conciencia social.

8. El Portador de Equipaje Emocional

Los traumas de relaciones pasadas dominan su presente. Sacan a relucir a su ex en las primeras citas, comparan a la gente nueva con sus parejas pasadas y proyectan viejos miedos en situaciones nuevas. Sus problemas no resueltos crean barreras a la conexión auténtica.

Ponen a prueba a posibles parejas con ejercicios de confianza o buscan signos de traición donde no los hay. De lo que no se dan cuenta es de lo rápido que este comportamiento aleja incluso a los pretendientes más pacientes.

Los amigos se dan cuenta de que están atrapados en un bucle, repitiendo los mismos patrones. Hasta que no aborden su bagaje mediante la autorreflexión o la terapia, seguirán preguntándose por qué las relaciones terminan antes de empezar de verdad, sin ver cómo se están saboteando a sí mismos.

9. El fobe del compromiso

Afirman querer una relación, pero desaparecen cuando las cosas se ponen serias. Su patrón es predecible: interés intenso seguido de distanciamiento repentino una vez que se forma la conexión emocional. Las aplicaciones de citas están llenas de sus víctimas fantasma.

El miedo impulsa su comportamiento: miedo a la vulnerabilidad, al rechazo o a perder la independencia. Confunden a todo el mundo enviando señales contradictorias, mostrándose interesados un día y distantes al siguiente.

Los amigos ven cómo se repite el ciclo: conocen a alguien estupendo, empiezan a acercarse, entran en pánico y huyen. Este tipo de persona no comprende realmente su propio patrón, culpando a los problemas de sincronización o compatibilidad en lugar de enfrentarse a sus miedos más profundos a la intimidad, que la mantienen perpetuamente soltera.

10. El Alhelí Pasivo

Esperar a que el amor aparezca mágicamente sin esfuerzo mantiene a estas personas solteras. Nunca inician conversaciones, ni invitan a salir a nadie, ni se ponen en situaciones sociales en las que podrían conocer a alguien.

Su estrategia de citas consiste básicamente en esperar llamar la atención mientras pasan lo más desapercibidos posible. Se preguntan por qué otros encuentran pareja mientras ellos permanecen solos, sin darse cuenta de que la conexión requiere una participación activa.

Sus amigos intentan animarles a participar en actividades o aplicaciones de citas, pero se resisten a salir de su zona de confort. No entienden que, aunque los cuentos de hadas muestran que el amor encuentra a la gente, la realidad suele requerir que te expongas.

11. El Sobrecompartidor

¿Límites? ¿Qué límites? Esta persona vierte toda la historia de su vida -incluidos detalles médicos gráficos, dramas familiares y problemas económicos- en citas desprevenidas en la primera hora de conocerse.

Creen que están siendo auténticos y abiertos. En realidad, están abrumando a sus parejas potenciales con una intimidad inapropiada antes de que exista ninguna base.

Sus amigos se estremecen al oírles describir el fracaso de su última cita, sabiendo exactamente dónde se torcieron las cosas. No se dan cuenta de que la intimidad debe desarrollarse gradualmente. Su transparencia, bienintencionada pero equivocada, ahuyenta a parejas que podrían ser perfectas si se les hubiera dado tiempo para que se sintieran cómodas y confiaran en ellas de forma natural.

12. El controlador celoso

Los monstruos de ojos verdes rara vez son buenos compañeros. Cuestionan toda amistad, vigilan la actividad en las redes sociales y sospechan cuando no contestan inmediatamente a sus mensajes de texto.

Lo que ellos consideran un comportamiento cariñoso y protector les parece asfixiante para los demás. Su inseguridad se manifiesta en intentos de limitar la independencia de su pareja, lo que rápidamente se convierte en un asesino de relaciones.

Sus amigos se dan cuenta de cómo sus parejas potenciales intentan tranquilizarles al principio, antes de darse por vencidos y alejarse. Creen sinceramente que su vigilancia es necesaria para una relación segura, sin darse cuenta de que su comportamiento crea exactamente el abandono que más temen.