1. Literalmente te sientes incómodo.
Es una señal segura de que estás experimentando un período de cambio si realmente encuentras alguna incomodidad física, emocional y/o mental. Cuando estás flotando en el mismo estado de estancamiento de siempre, te sientes mejor. Es familiar y fácil. El desafío es aceptar la incomodidad porque sabes que significa que algo necesario y, en última instancia, positivo está sucediendo.
2. Te das cuenta de cosas sobre ti mismo que nunca antes habías visto.
De repente, a través de la meditación, el diario, el auto-estudio, y cualquier otra cosa que funcione para ti, las revelaciones aparecen sin ser solicitadas. Los problemas que te han desconcertado durante años se revelan ante tus ojos y no puedes creer que nunca antes los hayas entendido. La magia de cambiar para mejor reside en el desentrañamiento de las enredadas telarañas de tu vida. No se siente muy bien. A veces ves la fealdad en ti mismo también… pero no hay mejor manera de iniciar el crecimiento.
3. Gradualmente cambias toda tu perspectiva de la vida.
Puede que ocurra más rápido de lo que te imaginas, o puede que te lleve un tiempo insoportablemente largo. De cualquier manera, es una transformación que necesitas para progresar como persona. Ya sea que te sientas escéptico o emocionado mientras sucede, al final, es un acontecimiento positivo. Serás muy diferente, pero de una manera maravillosa.
4. De repente entiendes la necesidad de deshacerte de ciertas personas.
Este es a menudo el elemento más difícil de crecer – librar tu vida de cosas, lugares y personas que ya no te sirven. Puede que los hayas superado mucho antes de darte cuenta, pero no querías la incomodidad de ser honesto contigo mismo. Es difícil acabar con las amistades. No tienes la intención de herir a nadie, pero tampoco puedes seguir viviendo una mentira. Necesitas un tipo diferente de energía en tu vida, y si alguien no está comprometido con su propio crecimiento, simplemente no funcionará.
5. Ya no quieres ningún tipo de toxicidad por aquí.
Cuando creces, empiezas a entender que tienes que dejar ir la negatividad y el pensamiento venenoso. Usted hará todo lo que esté a su alcance para borrarla de su vida, incluyendo cambios de comportamiento y dinámicas que lo mantuvieron oprimido durante años. Por fin ves que no hay tiempo que perder cuando se trata de vivir correctamente.
6. Ustedes tienen un tiempo difícil con aquellos que no entienden su evolución.
Es inevitable que algunas de las personas cercanas a ti tengan dificultades para entender cuánto has cambiado. Aquellos que se preocupan por ti y quieren verte triunfar se adaptan a ti. Desafortunadamente, a veces cuando una persona comienza su crecimiento real, otros se ponen temerosos y celosos. Podría inspirar resentimiento o incluso rabia en amigos y familiares. Hay que ser lo suficientemente fuerte para entender y también para separarse.
7. A veces te resulta doloroso sentarte con tus pensamientos.
Lo más importante es que te tomes el tiempo para escuchar tu voz interior y lo que está tratando de decirte. No siempre se sentirá bien, o bien, o bien, o normal. Esto es parte del precio del crecimiento – permanecer en la incomodidad hasta que entiendas lo que está pasando y por qué te sientes de esa manera.
8. Te das cuenta de que el camino fácil casi nunca es el mejor camino.
Esto no quiere decir que tengas que luchar contra las probabilidades todo el tiempo. Significa que usted ve que simplemente ir con el flujo porque es conveniente no le traerá lo que realmente quiere. El punto de evolucionar es para ganar claridad sobre lo que te mueve. Una vez que entienda lo que necesita, podrá formular un plan efectivo para avanzar en esa dirección.
9. Comienzas a tomar riesgos y te obligas a crecer.
Lo extraño del desarrollo personal es que uno comienza a anhelarlo una vez que experimenta lo maravilloso que es el resultado final. Aprendes a disfrutar de la incomodidad porque significa que estás dejando la rutina que una vez sentiste que nunca escaparías. Te emocionas al ir hacia adentro y explorar las profundidades que una vez te aterrorizaron. Es maravillosa, extrañamente estimulante.
10. Finalmente entiendes que la vida es un viaje constante, no un destino.
Puede ser desconcertante cuando te das cuenta de que nunca vas a llegar a donde pensabas que ibas. No hay un juego final real. Sólo hay que aprender a vivir atentamente en el aquí y ahora. No se trata de lograr una existencia idílica perfecta. Se trata de apreciar cada pequeña cosa que pasa en el camino. Da miedo, pero también es liberador. No hay “punto de vida” excepto el viaje mismo.