Skip to Content

10 reglas de las citas modernas que deben desaparecer

10 reglas de las citas modernas que deben desaparecer

Las citas han cambiado mucho en los últimos años, pero algunas normas no mueren. Estas costumbres anticuadas crean un estrés innecesario y obstaculizan las relaciones reales. En lugar de ayudar a la gente a encontrar el amor, a menudo conducen al juego y a la confusión. Veamos diez reglas de las citas que merecen ser desechadas para siempre.

1. Esperar exactamente tres días para llamar

¿Recuerdas la escena de “Swingers” en la que Vince Vaughn insiste en que hay que esperar tres días para llamar? De algún modo, este plazo arbitrario se convirtió en ley para las citas. Las conexiones reales no siguen un horario.

Cuando conoces a alguien especial, la comunicación debe fluir de forma natural. A veces eso significa enviar un mensaje de texto al día siguiente, otras llamar esa misma noche para decir que os habéis divertido. Jugar a estos juegos de espera a menudo hace que la otra persona se pregunte si realmente te interesa.

La regla de los tres días crea una tensión artificial en lo que debería ser un proceso orgánico. Las citas no son una partida de ajedrez: se trata de dos seres humanos que conectan. Manda mensajes cuando te apetezca. Llama cuando te apetezca llamar.

2. Siempre te haces la difícil

El viejo libro de jugadas dice que mostrar demasiado interés ahuyenta a la gente. Pero fingir que estás menos interesado de lo que realmente estás crea una base de juego más que de honestidad.

Mucha gente ha perdido relaciones potenciales porque una persona no podía saber si la otra estaba realmente interesada o sólo estaba siendo educada. Esta estrategia suele atraer a personas que disfrutan más con la persecución que con la relación.

Las conexiones auténticas se forman cuando ambas personas se sienten lo bastante seguras como para expresar su interés sin miedo. Ser franco no significa ser demasiado fuerte, sino simplemente ser auténtico. Tu tiempo es valioso, y el suyo también. ¿Por qué malgastarlo en juegos mentales innecesarios?

3. Dividirlo todo al 50% sin excepción

Claro que la equidad cuenta, pero hacer números con cada cuenta de la cena puede acabar con la diversión de las citas. Cuando la cuenta parece un apunte contable, el romanticismo pasa a un segundo plano en favor de las clases de matemáticas.

A veces una persona gana mucho más o sugiere un restaurante caro que sabe que la otra no puede permitirse fácilmente. El contexto importa en estas situaciones. Las relaciones sanas implican un toma y daca que se equilibra con el tiempo, no necesariamente en cada cita individual.

La verdadera generosidad significa tratar a veces a tu cita sin expectativas, y al mismo tiempo aceptar amablemente cuando quiere tratarte a ti. El objetivo debe ser disfrutar del tiempo juntos, no calcular hasta el último céntimo quién debe qué.

4. Sólo los hombres deben dar el primer paso

Los roles de género de los años 50 no tienen cabida en las citas modernas. La expectativa de que los hombres siempre deben iniciar crea una presión innecesaria sobre todos los implicados. Los hombres sienten el peso de un posible rechazo, mientras que las mujeres esperan pasivamente aunque estén realmente interesadas.

Cualquiera debería sentirse capacitado para expresar interés por alguien que le resulte atractivo o intrigante. Una mujer que invita a salir a un hombre no está desesperada: tiene confianza en sí misma y sabe lo que quiere.

Muchas relaciones maravillosas nunca llegan a producirse porque alguien estaba esperando a que la otra persona diera un paso que nunca llegó. Las mejores conexiones suelen darse cuando ambas personas se sienten libres para ser proactivas sobre su interés, independientemente del sexo.

5. La prohibición de los mensajes dobles

Enviar un mensaje de seguimiento cuando alguien no ha respondido no es un delito en las citas. El miedo al doble mensaje ha impedido que innumerables conversaciones se desarrollen con naturalidad.

La gente está ocupada, los mensajes quedan enterrados y, a veces, lo que se necesita es un empujoncito. Por supuesto, hay una diferencia entre un seguimiento atento y bombardear a alguien con mensajes. La clave está en respetar los límites y, al mismo tiempo, ser auténtico en cuanto a tu interés.

Una comunicación sana no consiste en seguir reglas arbitrarias, sino en expresarse con claridad y respeto. Si quieres informarte tras unos días de silencio, adelante. La persona adecuada no te juzgará por mostrar un interés genuino en continuar la conversación.

6. Apresurarse a definir la relación

No todas las relaciones necesitan un título inmediato. A veces, poner una etiqueta a las cosas demasiado rápido puede acabar con el ambiente y con algo que podría haber florecido si se le hubiera dado espacio para respirar.

Algunas conexiones necesitan tiempo para desarrollarse orgánicamente. La conversación sobre “¿qué somos?” es importante, pero no debería producirse según un calendario predeterminado. Las relaciones se desarrollan a su propio ritmo, y eso está muy bien.

Concéntrate en cómo os sentís cuando estáis juntos. ¿Os sentís cómodos? ¿Os reís con facilidad? ¿Os sentís respetados? Estas preguntas importan más que apresurarse a actualizar el estado de vuestra relación. La etiqueta correcta surgirá de forma natural cuando ambas personas estén preparadas para dar ese paso.

7. La validación en las redes sociales como prueba de amor

La expectativa de que las relaciones reales deben documentarse ampliamente en Internet ejerce una presión innecesaria sobre las parejas. No todo el mundo expresa su afecto a través de mensajes públicos, y las relaciones privadas pueden ser tan significativas como las muy visibles.

Muchas parejas felices comparten muy poco sobre su relación en Internet. Están demasiado ocupados disfrutando de la compañía del otro en la vida real como para preocuparse de redactar el pie de foto perfecto.

Exigir reconocimiento en las redes sociales suele ser más fruto de la inseguridad que del amor. La verdadera conexión se produce en momentos tranquilos juntos, no en likes y comentarios. La fuerza de una relación proviene de cómo se tratan los miembros de la pareja a diario, no de cómo aparecen en Instagram. Tu relación te pertenece a ti, no a tus seguidores.

8. Salir con varias personas hasta hablar de exclusividad

Salir con varias personas a la vez hasta que se produzca “la charla” puede ser habitual, pero a menudo suscita confusión emocional. Aunque está bien en las citas esporádicas, la falta de coincidencia de expectativas puede herir fácilmente los sentimientos.

Muchas personas asumen la exclusividad tras varias citas significativas, mientras que otras siguen explorando opciones. Este desajuste crea dolor innecesario y malentendidos que podrían evitarse con una comunicación más clara por adelantado.

Considera la posibilidad de ser más transparente sobre tu enfoque de las citas desde el principio. Si estás saliendo con varias personas, una mención suave evita que alguien se sienta sorprendido más tarde. Y si estás desarrollando sentimientos más fuertes hacia una persona, suele ser más amable centrar tu atención en ella en lugar de mantener opciones de reserva.

9. Los hombres siempre deben pagar la cuenta

Esperar que los hombres cubran todos los gastos mantiene normas de género anticuadas que ya no nos sirven. La verdadera igualdad significa compartir las obligaciones financieras independientemente del sexo.

Las relaciones modernas prosperan sobre la base del respeto mutuo y la colaboración igualitaria. Muchas mujeres se sienten incómodas con que los hombres paguen siempre, y prefieren contribuir con la parte que les corresponde. Y muchos hombres aprecian no llevar toda la carga financiera de las citas.

Un planteamiento sensato podría consistir en que la persona que inició la cita se ofreciera a pagar, independientemente del sexo. O turnarse para invitar al otro. Lo más importante es la consideración que hay detrás del gesto, no atenerse a normas anticuadas. Cuando ambas personas contribuyen de forma que se sientan cómodas, las citas se vuelven más equilibradas y menos transaccionales.

10. La obsesión por “un alma gemela perfecta

La creencia de que sólo hay una persona perfecta para todos crea unos estándares imposibles. Esta mentalidad de cuento de hadas lleva a muchos a abandonar relaciones prometedoras al primer signo de imperfección.

El éxito de las relaciones duraderas no consiste en encontrar a alguien perfecto. Se basan en encontrar a alguien cuyas imperfecciones puedas aceptar y que acepte las tuyas a cambio. El mito del alma gemela ejerce una enorme presión sobre las nuevas relaciones para que se sientan mágicas de inmediato.

Las conexiones significativas suelen crecer lentamente con el tiempo a través de experiencias y valores compartidos. A veces, la persona que llega a ser más importante para ti no es quien imaginabas inicialmente. Si te desprendes de la fantasía del alma gemela perfecta, te abrirás al reconocimiento de parejas compatibles que quizá no encajen en tu lista predeterminada.